martes, 26 jul 2011 18:44:46 CEST
Emociones letales en los cuidados (3 y último)
- Soledad:
La exigencia de tiempo que implica cuidar puede que nos deje poco margen para relacionarnos con otras personas.
Igualmente, es común que la propia carga de cuidados nos genera dificultades a la hora de disfrutar del tiempo con otras personas: apatía y desgana, culpabilidad, no querer aburrir a otros con nuestras personas...
El catálogo de problemas cotidianos y de salud que se derivan de situaciones de soledad es casi infinito. En la Guía para Cuidadores de SerCuidador, así como en otras muchas publicaciones, se habla extensamente de las consecuencias negativas de la soledad y de como recuperar una vida social satisfactoria es una de las maneras mas eficaces de de prevenir y resolver muchos problemas que el cuidador experimenta.
Sin embargo, aquí destacamos otro dato: las capacidades y estructuras cognitivas de las personas aisladas son distintas de aquellas que tiene una vida social satisfactoria. Así, la modificación de estas estructuras cognitivas nos deja mas vulnerables ante sucesos propios del cuidar puesto que nuestra capacidad de análisis, respuesta, entendimiento y control se va perdiendo.
Por ello, sin extenderse: la salud social es una parte de la salud tan importante como la física o la mental. Descuidarla es enfermar a medio y largo plazo.
- Actitudes defensivas:
De nuevo, la carga y la implicación que exigen los cuidados coloca a muchos cuidadores en actitudes defensivas hacia terceras personas.
Existen muchas maneras de cuidar y muchas de ellas, asimismo, aunque son diferentes tiene el mismo grado de eficacia que otras. Sin embargo, el contexto de cuidados lleva a muchos cuidadores a perder ese "grado de perspectiva" y juicio sobre sus tareas que, entre otros aspectos, juega en contra a la hora de perfilar y mejorar nuestras capacidades para cuidar.
Ante opiniones de terceros acerca de como gestionar los cuidados, considerando que el cuidar comprende como nadie a su familiar, a si mismo y a los problemas concretos de su situación, es frecuente adoptar una actitud defensiva, que emana de sentirnos -equivocadamente- heridos.
Relajar la actitud defensiva nos permitirá ver que no necesariamente existe una critica allí donde hay una sugerencia, sino un consejo constructivo y altruista de alguien que nos quiere y quiere lo mejor para nosotros. Ante comentarios o juicios que nos resultan dolorosos y nos alteran instantáneamente, recomendamos tomar cierta distancia de nuestros sentimientos e intentar analizar lo que se nos dice.
Sabemos lo fácil que es dar consejos y lo mas complicado que es ponerlos en practica, pero en este caso concreto, sabemos de buena tinta que desafiar nuestros impulsos defensivos y mirar con otros ojos estas situaciones genera beneficios enormes, especialmente para el cuidador.
Es un paso mas en el proceso de tomar control de la situación y de uno mismo viendo que somos capaces de dominar nuestros impulsos y reaccionar con normalidad y benevolencia ante cualquier situación cada vez será mas fácil llevarlo a cabo.