martes, 5 jul 2011 08:10:53 CEST
Emociones letales en los cuidados (1)
« Un minuto. Yo como tú. Certamen de películas de 60 segundos. | Inicio | Ya disponible la Guía de Cuidados en SerCuidador »
De nuevo, encontramos un artículo de interés en una página extranjera
que traducimos y adaptamos libremente. El artículo original, The 7
Deadly Emotions of Caregiving puede encontrarse en Caring.com.
Cuidar a un familiar lleva asociada la posible aparición de cambios o trastornos en el estado de ánimo y paralelamente, la posible aparición de pensamientos erróneos.
Cuanto menor es el apoyo del que disponen los cuidadores para realizar las tareas de ayuda, mayor es la frecuencia y mayor es la
intensidad con que tienden a experimentar estos pensamientos y estados de ánimo.
Conocer qué consecuencias no planificadas tienen los cuidados en nosotros es importantísimo para afrontarlas. Saber que estos
estados de ánimo y pensamientos y sentimientos son comunes, nos permitirá identificarlos tempranamente y poder establecer
soluciones antes de que supongan un elemento problemático.
- Culpa
La culpa suele aparecer cuando creemos que nuestros sentimientos, opiniones o nuestras acciones no son las correctas. En el caso de los cuidadores, es frecuente que tengamos la sensación de que nuestros esfuerzos e implicación en cuidar no es la suficiente.
En esta segunda cuestión, la autoimposición de hacer o deber hacer más implica un aumento exponencial de la carga que los cuidadores experimentan: muy por encima de la cara que viene por sí misma en todo contexto de cuidados.
Los sentimientos negativos son una cuestión especialmente delicada cuando nos referimos a los cuidados, puesto que al aparecer, su efecto negativo en la salud, bienestar. Estabilidad emocional de los cuidadores es dramático.
- Rencor o resentimiento
La carga que soportan los cuidadores, el esfuerzo físico, emocional y en tiempo que exige cuidar a un familiar, la imposición de cuidar -cuando esta se da-, las modificaciones en la vida cotidiana que tenemos que adoptar y la reelaboración de nuestros planes de vida para ajustarlos a los cuidados llevan con frecuencia a que los cuidadores experimenten resentimiento dirigido hacia el familiar con dependencia.
En estos sentimientos juega un papel importante el grado de ayuda del que disfruta la persona cuidada. Ante la ausencia o escasez de ésta, o ante el agravio de estos sentimientos, pueden aparece problemas de más difícil solución como la depresión y trastornos de naturaleza ansiosa.
En ambos casos, existen formas de actuar para solucionar el conflicto que estos sentimientos manifiestan.
En primer lugar, es importante tomar conciencia de que estos sentimientos son comunes entre los cuidadores de personas con dependencia y que no necesariamente emanan debido a causas concretas y particulares de nuestro contexto.
La acción paralela, simultánea y coordinada de la gestión de las ayudas y los apoyos, la práctica de ejercicio físico si es posible, y aprovechamiento del tiempo libre y de nuestras amistades y familiares son necesarias.
Igualmente, tomar distancia de las situaciones que principalmente nos generan estos sentimientos, y expresar lo que sentimos a personas de confianza son piezas clave para la resolución de estos conflictos.
Una opción complementaria puede ser la ayuda de un psicólogo profesional. Lejos de tratar trastornos psicológicos,muchos terapeutas nos pueden ayudar a comprender y gestionar adecuadamente estos pensamientos y sentimientos.
Cuidar a un familiar lleva asociada la posible aparición de cambios o trastornos en el estado de ánimo y paralelamente, la posible aparición de pensamientos erróneos.
Cuanto menor es el apoyo del que disponen los cuidadores para realizar las tareas de ayuda, mayor es la frecuencia y mayor es la
intensidad con que tienden a experimentar estos pensamientos y estados de ánimo.
Conocer qué consecuencias no planificadas tienen los cuidados en nosotros es importantísimo para afrontarlas. Saber que estos
estados de ánimo y pensamientos y sentimientos son comunes, nos permitirá identificarlos tempranamente y poder establecer
soluciones antes de que supongan un elemento problemático.
- Culpa
La culpa suele aparecer cuando creemos que nuestros sentimientos, opiniones o nuestras acciones no son las correctas. En el caso de los cuidadores, es frecuente que tengamos la sensación de que nuestros esfuerzos e implicación en cuidar no es la suficiente.
En esta segunda cuestión, la autoimposición de hacer o deber hacer más implica un aumento exponencial de la carga que los cuidadores experimentan: muy por encima de la cara que viene por sí misma en todo contexto de cuidados.
Los sentimientos negativos son una cuestión especialmente delicada cuando nos referimos a los cuidados, puesto que al aparecer, su efecto negativo en la salud, bienestar. Estabilidad emocional de los cuidadores es dramático.
- Rencor o resentimiento
La carga que soportan los cuidadores, el esfuerzo físico, emocional y en tiempo que exige cuidar a un familiar, la imposición de cuidar -cuando esta se da-, las modificaciones en la vida cotidiana que tenemos que adoptar y la reelaboración de nuestros planes de vida para ajustarlos a los cuidados llevan con frecuencia a que los cuidadores experimenten resentimiento dirigido hacia el familiar con dependencia.
En estos sentimientos juega un papel importante el grado de ayuda del que disfruta la persona cuidada. Ante la ausencia o escasez de ésta, o ante el agravio de estos sentimientos, pueden aparece problemas de más difícil solución como la depresión y trastornos de naturaleza ansiosa.
En ambos casos, existen formas de actuar para solucionar el conflicto que estos sentimientos manifiestan.
En primer lugar, es importante tomar conciencia de que estos sentimientos son comunes entre los cuidadores de personas con dependencia y que no necesariamente emanan debido a causas concretas y particulares de nuestro contexto.
La acción paralela, simultánea y coordinada de la gestión de las ayudas y los apoyos, la práctica de ejercicio físico si es posible, y aprovechamiento del tiempo libre y de nuestras amistades y familiares son necesarias.
Igualmente, tomar distancia de las situaciones que principalmente nos generan estos sentimientos, y expresar lo que sentimos a personas de confianza son piezas clave para la resolución de estos conflictos.
Una opción complementaria puede ser la ayuda de un psicólogo profesional. Lejos de tratar trastornos psicológicos,muchos terapeutas nos pueden ayudar a comprender y gestionar adecuadamente estos pensamientos y sentimientos.
Publicado por
Ser Cuidador/
a las 8:10 AM en