Boletín informativo digital Nº 109 (Noviembre 2015)
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Entrevista a Beatriz Mato, trabajadora social
Entrevista Beatriz Mato: Trabajadora Social de Cruz Roja en Santiago de Compostela
Beatriz Mato, 27 años, trabajadora social, siempre tuvo claro que quería dedicar su tiempo a ayudar a las personas; unas prácticas laborales la llevaron hace siete años a la asamblea comarcal de Cruz Roja en Santiago y desde entonces forma parte del equipo de atención a personas sin hogar de la Organización.
 
¿Cómo ha cambiado el trabajo con personas sin hogar desde que llegaste a Cruz Roja?
Con el inicio de la crisis notamos un cambio en las personas que solicitaban nuestro apoyo, empezaron a llegar casos que no se ajustaban al perfil con el que trabajábamos habitualmente: familias, personas que demandaban empleo o que estaban en el paro y necesitaban apoyo para salir adelante. En ese momento se pusieron en marcha otros proyectos para atender a esas personas enmarcados en el llamamiento “Ahora más que nunca”. El número de casos de personas sin hogar ha aumentado ligeramente desde entonces, el problema es que los servicios sociales están colapsados y estas personas no cuentan con ayudas específicas, lo que dificulta aún más que puedan acceder a ellas.
 
A día de hoy, ¿con qué recursos cuenta una persona sin hogar en Santiago?
La mayoría son recursos asistenciales, como el albergue, que tiene una capacidad limitada y sólo puede dar alojamiento a cada persona durante siete días al mes, o la Cocina Económica, que facilita desayuno, comida y cena, excepto las cenas de sábados y domingos. Cáritas reparte un vale que da para siete comidas al mes. Cáritas también cuenta con uno de los mejores recursos para estas personas, el Centro de Día, porque es el mayor arraigo que una persona sin hogar puede tener en la ciudad; allí, además de realizar actividades de ocio y formación, las personas cuentan con ducha y lavandería, pueden recibir llamadas y correspondencia y cuentan con un psicólogo y una educadora que procuran ir más allá y guiar a la persona en un proceso de cambio y en la búsqueda de recursos.
 
En medio de esta red de recursos, ¿cuál es el papel del equipo de Cruz Roja?
Por un lado, contamos con 12 voluntarios con los que hacemos rutas de calle una o dos veces por semana para iniciar una relación con las personas que están en situación de calle, detectar nuevos casos y hacer un seguimiento de su evolución: si se toman las medicinas, si una persona que ha empezado un tratamiento para dejar el alcohol sigue con él, o incluso para mediar en pequeños conflictos. En ocasiones nos acompañan miembros de Feafes, con quienes hemos empezado a colaborar ya que muchas personas suelen tener enfermedades mentales. Si alguna de esas personas quiere cambiar su situación, la dirigimos a nuestra asamblea y hacemos un seguimiento individualizado; se trata de itinerarios de inclusión en los que valoramos qué es prioritario en cada caso y le acompañamos, moralmente y también físicamente. Por ejemplo, asumimos el traslado de las personas, les ayudamos a recuperar su DNI, el padrón y, algo muy importante para ellos, la tarjeta sanitaria, ya que su condición física suele estar muy deteriorada. El objetivo es que cada vez sean más autónomos y consigan sus propios medios de vida, ya sean ayudas, pensiones o incluso sueldos si consiguen un trabajo. Actualmente, en Santiago estamos desarrollando estos itinerarios con 25 personas.
 
¿Cómo resolvéis el problema de acceso a la vivienda?
Para temas puntuales contamos con el albergue, pero cuando las personas realmente quieren cambiar su situación, desde Cruz Roja asumimos el pago de habitaciones en pensiones hasta que ellos cobran la Risga o tengan capacidad económica para asumirla por ellas mismas. Nos costó mucho conseguir un abanico de tres o cuatro pensiones dispuestas a alojar a personas con este perfil, pero al final las experiencias son satisfactorias y tienen nuestro respaldo, saben que pueden localizarme en cualquier momento.
 
Recientemente ha surgido una nueva metodología que precisamente trata de facilitar una vivienda como primera medida en la intervención con personas sin hogar: Housing First. ¿Estáis trabajando de este modo en Santiago?
De momento no, es una metodología muy nueva que se está empezando a utilizar a nivel estatal. El Consejo de Ministros acaba de aprobar la Primera Estrategia Integral para Personas sin Hogar y housing first es uno de sus pilares. En Cruz Roja ya hemos tenido experiencias de este tipo en Baleares y funciona muy bien. Yo estoy de acuerdo con esta metodología, las personas tienen unos derechos y tienen que tener garantizado lo básico para poder exigirles esfuerzos por su parte.
 
A nivel de Santiago, ¿toda esta ayuda asistencial y de inclusión está coordinada?
La Concellería de Servicios Sociales de Santiago ha comenzado a trabajar ahora en ese camino. Entre las entidades hay coordinación a nivel informal, pero no hay nada establecido y eso dificulta la intervención a largo plazo. Ahora el Concello está analizando cuál es la realidad y poniendo datos y maneras de trabajar en común para establecer criterios de trabajo más efectivos y lanzar nuevas propuestas.
 
¿Cuál es el perfil de las personas sin hogar en Santiago?
La mayoría son hombres de 40-50 años que han sufrido procesos traumáticos en un corto periodo de tiempo, como rupturas familiares, pérdida del trabajo, fallecimientos… Vemos muchos hombres adoloridos por haber perdido el contacto con sus hijos o por el fallecimiento de su mujer. La gente no está ahí porque quiere, sino porque ha pasado por varias situaciones muy complicadas en un periodo corto de tiempo.
 
¿Por qué hay menos mujeres?
Mi percepción es que la mujer en la mayoría de los casos, sigue teniendo a personas que dependen de ella, ya sean padres o hijos, y que aceptan trabajos mucho más precarios para salir adelante. La prostitución también frena que haya mujeres en situación de calle.
 
Las personas sin hogar no tienen por qué estar durmiendo en la calle, ¿no es cierto?
Personas sin hogar no son sólo quienes duermen en la calle; son personas en una situación de extrema vulnerabilidad y pueden estar en la calle, en albergues, en pensiones o en viviendas en malas condiciones o con escasez de suministros. Dentro del colectivo de personas sin hogar, hay personas sin techo, es decir, que duermen en la calle. En Santiago, en Cruz Roja trabajamos con 159 personas, de los cuales actualmente 37 están durmiendo en la calle.
 
¿Qué es lo que más satisfacción te da en tu trabajo?
Saber que estoy ayudando a que alguien se pueda sentir persona y contribuir a cambiar, aunque sea mínimamente, una realidad visibilizando lo que sucede a muchas personas y promoviendo que haya una responsabilidad sobre ello.
 
Más allá de la intervención social que hacéis desde las entidades, ¿qué puede hacer la gente para poner su granito de arena?
Mirarles con ojos distintos: que las vean como personas, ni buenas, ni malas, tan sólo personas.
 
 
 
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