Boletín informativo digital Nº 110 (Diciembre 2015)
Síguenos en:
 
Birame Samb, voluntario: “Venir en cayuco desde Senegal es muy arriesgado”
Birame Samb decidió emigrar a España en cayuco
Birame Samb, 36 años, Dakar (Senegal), en 2006 decidió emigrar a España en cayuco a través de una nueva ruta que se acababa de descubrir: una travesía peligrosa separaba su casa de España a lo largo de 1.300 kilómetros de sal del Atlántico que podrían ahogar su vida; si lo conseguía, podría tener la esperanza, no sólo de multiplicar por 16 sus ingresos, sino también de vivir 20 años más. Casi una década después, Birame ha decidido devolver la ayuda que encontró en su camino y ahora es voluntario de Cruz Roja en A Coruña, donde ayuda a personas inmigrantes a integrase en la ciudad.
 
¿Cuál era tu situación en Senegal?
 
Mi familia es humilde, yo soy el mayor de los hermanos. Vivíamos muy cerca del mar. Yo estudié hasta los 19 y luego me puse a trabajar. Mis hermanos se fueron pero yo vivía con mi madre. Me dedicaba a la pesca del calamar, gamba y otro pescado. Nuestra familia era muy humilde y a veces teníamos problemas para cubrir nuestras necesidades diarias. Mi madre estaba enferma y necesitaba medicinas. La primera vez que vecinos de mi pueblo cogieron un cayuco para venir a España pensé que estaban locos porque el mar es muy peligroso. Pero la gente se siguió marchando, cada vez se iban más amigos y como en mi casa teníamos necesidad, pensé que yo también debía irme.
 
¿Cómo organizaste el viaje?
 
Conocía al dueño de un cayuco, un vecino que quería venderlo para que la gente emigrara en él. En total viajamos 33 personas, muchas del interior del país, que lo pasaron muy mal en el viaje porque no estaban acostumbrados al mar y se mareaban. Al salir de Dakar, tuvimos que dar un rodeo para evitar a la policía senegalesa, porque nos dijeron que si nos pillaban nos llevarían a la cárcel. La travesía duró 8 días. Cuando llegamos a Las Palmas, unos pescadores nos vieron y llamaron a Salvamento. Vino una embarcación de la Cruz Roja, nos dieron agua, mantas y ropa porque estábamos mojados, nos hicieron curas en las heridas...
 
¿Y de ahí a dónde fuisteis?
 
Nos llevaron al centro de acogida del gobierno 15 días. Queríamos salir de allí cuanto antes, nos sentíamos como en una cárcel. Nos dejaron llamar a nuestras familias, cuando llamé a mi madre estaba todo el pueblo pendiente de esa llamada. De ahí nos fuimos a Madrid en avión y luego nos enviaron en un bus del gobierno a Alicante. Yo quería ir a Valencia porque tenía a un amigo allí, pero también tenía otro en A Coruña y cuando hablé con él por teléfono me convenció para que viniera a Galicia. Una ONG me compró un billete de bus y llegué aquí el 26 de mayo de 2006, recuerdo muy bien esa fecha.
 
Sabías que el viaje era peligroso. ¿En qué pensabas durante la travesía en cayuco?
 
Nosotros venimos a España para regresar. Nuestra idea era venir, trabajar duro y volver con nuestra familia a Senegal con algo de dinero para poder montar un negocio con el que ganarnos la vida. Muchas personas han perdido la vida en el mar, y sabíamos que podíamos morir. Yo pensaba que, si tenía suerte, tendría una oportunidad para mejorar en la vida, que mis padres podrían descansar y también podría ayudar a toda mi comunidad; si no lo conseguía, perdería la vida y se acabaría todo. De todas maneras, yo estaba tranquilo porque teníamos un GPS, comida, agua y conocía el mar.
 
¿Qué hiciste en aquellos primeros años en A Coruña?
 
Mis amigos me hablaron de Mito, que en su organización, Ecodesarrollo Gaia, ayudaba a los senegaleses con clases de castellano. Cuando salía de allí me iba a vender en la manta pulseras, gafas, paraguas… es un trabajo que no me gusta, entonces me daba miedo que me cogiera la policía y me devolviera a Senegal. Además, como no sabía el idioma era muy difícil vender. En un bar, había una camarera que algunos días me daba algo de dinero que un cliente del bar le entregaba para mí. Un día, una persona en el bar me invitó a tomar un café y luego se marchó. Yo no lo reconocí pero era un jugador del Dépor, era él quien me había estado dando el dinero. Cuando me di cuenta quise darle las gracias pero ya se había ido.
 
¿Qué conocías de España antes de venir?
 
Conocía A Coruña por el Dépor y Valerón era mi jugador favorito.
 
¿Por qué has decidido colaborar con Cruz Roja como voluntario?
 
En Cruz Roja me ayudaron mucho en momentos difíciles, no sólo cuando llegué en cayuco, sino también después, con clases de castellano y ayudas para salir adelante. Una vez me tuvieron que intervenir, estuve un mes en el hospital, y en ese momento pensé en devolver la ayuda que me habían dado. Quería ayudar a los niños de mi país pero no sabía cómo. También me preguntaba siempre que cómo era posible que Cruz Roja no tuviera un equipo de fútbol, hablé con ellos y me dijeron que estaban organizando uno y me nombraron entrenador.
 
Pero no se trata sólo de fútbol, ¿verdad? ¿En qué consiste el proyecto?
 
Me dieron un curso de monitor y hablamos con varios usuarios del proyecto de inmigrantes Cruz Roja para saber si querían participar. Los que se apuntaron eran todos de Senegal. Empezamos a entrenar, primero para hacer deporte y actividades de ocio; el segundo año, Padre Rubinos creó un torneo de fútbol entre entidades sociales de A Coruña, de la que formaban parte el Comité Antisida de A Coruña (Casco) y Ecos do Sur. Los de Cruz Roja creamos dos equipos y ganamos casi todos los partidos. Entrenamos muy duro, nos gusta mucho el ambiente y conocer a gente nueva.
 
¿Cómo es tu vida ahora en A Coruña?
 
Tuve varios contratos pero no conseguí los papeles con ellos; cuando me ingresaron en el hospital, me dieron permiso de residencia sin derecho a trabajo durante un año. Después conseguí un empleo repartiendo publicidad y renové mi permiso, esta vez con derecho a trabajo, lo que compagino con la venta ambulante para sacar algo más, porque gano muy poco. Envío siempre que puedo dinero a mi familia. Después de 9 años, en abril viajé a Senegal. Tenía muchas ganas de volver a ver a mi madre. Allí les expliqué a los jóvenes que no merece la pena viajar en cayuco, que es muy arriesgado y la vida aquí es muy difícil. Ellos ven a gente que vuelve al pueblo con algo más de dinero y no siempre les llega información de lo difícil que es. Por eso, cuando alguien viene de Senegal a España, le ayudo en todo lo que puedo.
 
¿Cómo vives las migraciones de los últimos meses hacia Europa?
 
Me duele mucho ver que hay personas muriendo en el mar. Respecto a los políticos, algunos actúan bien y otros no. Por un lado, entiendo que quieran controlar quién viene a Europa; en el caso de los sirios, afganos y otras personas que huyen de la guerra, no es justo para ellos, aquí estarán mucho mejor.
 
 
 
COMPÁRTELO  
 
  Compartelo en Facebook Compartelo en Twitter Compartelo en Delicious Compartelo en Yahoo Compartelo en Linkedin  
Colabora   Hazte Voluntario   Hazte Socio   Histórico    
Enlaces de Interés
www.enrealidadnotienegracia.org www.cruzroja.es/emergencias www.cruzroja.es/vih
www.donarsangre.org
  www.generamosigualdad.org   www.migrar.org
www.cruzroja.es/prevención   www.sobrevulnerables.es   www.cruzroja.es/formacion