Boletín digital - Nº16 8 de marzo de 2007   digital.cruzroja@cruzroja.es   
 
 Arte oriental para las articulaciones

Texto: Rafael Ginel.
Foto: José Ángel Asenjo

Pilar Lou Tomás es una viuda aragonesa de 77 años que piensa que la vida es lucha y que si se vive de verdad, no se envejece. Y sabe de lo que habla, pues tras un matrimonio lleno de problemas, un hijo deficiente a quien cuidó hasta que falleció hace poco, con 42 años, y seis operaciones a sus espaldas -una de columna-, la vida de esta mujer ha sido todo menos fácil.

Sin embargo, Pilar, a quien se le adivina una voluntad a prueba de bombas, se siente de maravilla cada jueves por la mañana cuando termina su clase de Tai Chi en la sede Local de Cruz Roja en Zaragoza.

Y es generosa Pilar, pues se la ve afectuosa con algunas de las 17 componentes que asiduamente acuden a la calse pese a sentir unos dolores muy fuertes en las piernas y llevar una faja que le cubre medio cuerpo.

El Tai Chi le viene muy bien también, entre otras, a Celia Pérez, de 74 años, que pasó muchos cuidando a su marido hasta que murió hace pocos años, y a María Trullenque, de 77, que cuida a su esposo, con poblemas de movilidad.

O a María Rosa Orriols, de 81, a quien no le importa ser una beneficiaria desde enero pasado del servicio de Teleasisencia y que afirma con orgullo que tiene 6 hijos y 8 nietos.

La clase de Tai Chi transcurre tranquilamente, llevada por el profesor que hace movimientos suaves mientras sus alumnas le imitan. El Tai Chi es una disciplina que busca fortalecer al indivíduo en lo físico, mental y emocional. Y se aprende por imitación y por la repetición permanente.

Consta de un total de 80 movimientos, pero en el taller el objetivo estriba en llegar a 12. "No hay prisa, esto es una experiencia interior que hay que disfrutar", afirma el profesor, Santiago Usón, un informático prejubilado de 57 años muy entregado a su grupo de alumnas.

El profesor hace los ejercicios él mismo e indica verbalmente al grupo los pasos a dar. Son movimientos acompasados con los brazos, las piernas, el torso; el ritmo respiratorio pausado. Todo tiene una cadencia que apaga la agitación que reverbera por dentro.

El taller es una de las muchas actividades que desarrollan en el área de personas mayores de Cruz Roja en Zaragoza, donde cuentan con 470 usuarios y 75 voluntarios, según comenta su responsable Rocío Solanas.

Además de los programas de Telassitencia, las ayudas a domicilio básica o complementaria y el conocido como de "respiro", cada mes informan por carta a los usuarios de las nuevas actividades. Talleres, visitas culturales, excursiones. La útlima vez que fueron al cine acudieron 35. Quedaron encatadas con los avatares de Will Smith en su útima película "En busca de la felicidad".
 
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