Cruz Roja quiere dotar a los más vulnerables de agua potable.
La desertificación afecta directamente a más de 250 millones de personas, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA); además, los 1.000 millones de habitantes de más de 100 países ven cómo, por culpa de este problema, se reduce la productividad de su agricultura y ganadería. Una de las consecuencias es la migración a otros lugares.
La falta de agua afecta a demás a la salud de los más vulnerables, ya que puede provocar enfermedades que, cada año, causan la muerte de unos cinco millones de personas (la mayoría de ellos, niños menores de cinco años).
Cruz Roja Española afronta esta situación de dos maneras: por una parte, a través de los programas de sensibilización en nuestro país, el de mayor índice de desertización de la Unión Europea. Campañas como "Moviéndonos por el agua" o "Moviéndonos por el Medio Ambiente", apoyadas por el Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino, fomentan un comportamiento responsable sobre el consumo y uso del agua. Además, la Institución tiene en marcha proyectos de reforestación, recuperación de ríos y conservación de espacios naturales.
Por otra parte, fuera de nuestro país, Cruz Roja Española lleva a cabo programas de dotación de agua, promoción de la higiene y conservación del entorno; junto a esto, contamos con las Unidades de Respuesta ante Emergencias (ERU), dispositivos para apoyar a las comunidades afectadas por desastres naturales en cualquier parte del mundo. El 50 por ciento de ellas, como las de Cuidados Básicos de Salud; Agua y Saneamiento Masivo y Saneamiento Especializado, están relacionadas con el agua y la promoción de higiene.
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