Boletín digital - Nº 48 29 de Marzo de 2010   digital.cruzroja@cruzroja.es   
 
Testimonio desde Haití

Una de las áreas en las que se centra Cruz Roja Española es la distribución de agua.
Una de las áreas en las que se centra Cruz Roja Española es la distribución de agua.

A medida que pasan las semanas, la vida resurge en los campamentos espontáneos que se crearon, y empiezan los negocios informales, la venta ambulante y los puestos de comida. La población se ha organizado rápidamente y todos los campos tienen sus comités gestores, que representan a los habitantes: realizan censos, hacen la lista de sus necesidades más básicas y en muchos casos escriben cartas a las organizaciones solicitando asistencia de una forma oficial, y muy solemne. Organizan las actividades comunitarias, son los interlocutores con autoridades y ONG y una pieza clave para la distribución de la ayuda.
 
Los haitianos se muestran comprensivos y colaboradores, siempre educados, y respetan el trabajo de las organizaciones humanitarias. Es admirable la fortaleza que muestran ante la situación que están viviendo, y ante un futuro aún plagado de incógnitas.
 
Miles de personas salieron de Puerto Príncipe para regresar a sus lugares de origen, y viven ahora con familiares o amigos en ciudades secundarias del país o en el medio rural. Es muy importante que la ayuda se inyecte también en estas zonas que, si bien no han sido afectadas por el terremoto, han visto modificado su día a día por albergar a mucha población desplazada. Asegurando que la ayuda llega a estos lugares se evitará que se dé un nuevo éxodo a la capital en busca de ayuda humanitaria, que dificultaría mucho el trabajo en Puerto Príncipe, ya de por sí complicado por ser un entorno urbano y altamente poblado.
 
Los retos son muchos, y el proceso será largo. La fase de emergencia será prolongada en el tiempo, y la temporada ciclónica está a la vuelta de la esquina. Cada vez que llueve no podemos evitar mirarnos y sentir que ahí fuera miles de personas no tiene dónde resguardarse. Los campamentos amanecen llenos de barro y las condiciones de saneamiento, ya complicadas por falta de drenajes y escasez aún de letrinas, se hacen más urgentes y complejas.
 
Es triste ver la ciudad de Puerto Príncipe así, venida a menos, pero creo que ésta puede ser una oportunidad para Haití. Puede ser la oportunidad para reconfigurar este país y asegurar un desarrollo sostenible. Es el momento de invertir en las zonas rurales, en las ciudades secundarias para ofrecer oportunidades y servicios a la gente que se ha desplazado, despejando la ciudad de Puerto Príncipe mientras se reconstruye y evitando que de nuevo se convierta en la capital del hacinamiento y la masificación. Es una responsabilidad de todos los que estamos trabajando aquí apoyar este proceso para que Haití en unos años se convierta en un país que puede asegurar servicios a su gente, un país en el que se pueda vivir con dignidad.
 
La oportunidad está ahí; no va a ser fácil, pero es posible.
 
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