El 1 de junio dio inicio la temporada de huracanes 2013, que se extenderá hasta el 30 de noviembre y para la que se han pronosticado entre 13 y 20 tormentas. Según el NOAA (Climate Prediction Center) se trata de una 'extremadamente activa sesión' ya que de estas tormentas, entre 7 y 11 podrían convertirse en huracanes, incluyendo de 3 a 6 con categoría 3, 4 ó 5 en la escala Saffir-Simpson.
Ante esta grave amenaza, la Cruz Roja de los países americanos bañados por el Atlántico están reforzando sus Planes de Contingencia para estar lo mejor preparados posible.
"La preparación ante desastres es la clave para minimizar los daños y salvar vidas", recalca íñigo Vila, responsable de la Unidad de Emegencias de Cruz Roja Española.
"En este sentido -continúa Vila-
además de los Sistemas de Alerta Temprana que avisan del paso de estos sistemas atmosféricos, es necesario asegurar y revisar constantemente las líneas de comunicación con las delegaciones de Cruz Roja en esos países, incentivar la recogida de información y evaluación de las posibles necesidades, preposicionar material de emergencia en almacenes creados al efecto y, fundamentalmente, trabajar con la población para que sepa perfectamente qué tiene que hacer, aspecto en el que es clave la red de voluntariado de la Cruz Roja, que forma parte de las mismas comunidades", apunta el portavoz de la Institución.
Para hacer frente al impacto de la presente temporada de huracanes se tiene además en cuenta la vulnerabilidad de algunos países, como Haití o Cuba, que aún no se han recuperado de la devastación causada por el huracán Sandy en 2012.
América es el segundo continente con más ratio de desastres y de víctimas por estas catástrofes. Pero, más allá de los 'megadesastres', el impacto de pérdida de vidas se debe en gran medida a emergencias sin cobertura mediática, ignoradas u olvidadas. De hecho, el 91 por ciento de las respuestas a desastres de la Cruz Roja son para desastres de pequeña o mediana escala.