|
Cuando Cruz Roja Española nació, aún quedaban más de 60 años para el descubrimiento de la penicilina. Los anestésicos ya habían sido descubiertos pero su uso no estaba extendido. Si una persona resultaba herida en el campo de batalla, las complicaciones e infecciones posteriores se convertían en una condena casi segura.
En un momento en el que toda la capacidad inventiva se destinaba a provocar la muerte de la manera más efectiva, surgió Cruz Roja, introduciendo el concepto de la cercanía y la preocupación por las personas que sufrían, fueran del bando que fueran.
Uno de los fundadores de Cruz Roja Española, el doctor Nicasio Landa, trató de buscar una solución al problema del transporte de heridos desde el campo de batalla hasta las ambulancias, y presentó así el Mandil Landa. Con un lienzo, unas correas y una vara de madera, esta especie de delantal permitía a dos camilleros transportar a un herido con agilidad en terrenos complejos.
El invento fue utilizado por primera vez en la batalla de Oroquieta, durante la Tercera Guerra Carlista. Corría el año 1872, una fecha marcada por ser la primera vez que Cruz Roja Española intervenía de manera directa en una batalla.
A finales del siglo XIX y comienzos del XX, y con las guerras de África de fondo, Cruz Roja Española dedicó sus esfuerzos a la creación de hospitales hasta que el Estado se pudo hacer cargo. Más tarde, en la década de los 60 y 70, con la mejora de las comunicaciones por carretera y el boom del turismo, se completó la red de puestos de primeros auxilios en carretera y nació la Cruz Roja del Mar, dos actividades con las que la Institución se ganó la confianza de la sociedad.
Con la llegada de los años noventa, el llamado “Plan de la Cruz Roja Española” comienza a funcionar bajo el lema “Trabajar con los más vulnerables”, con una serie de iniciativas para trabajar la inclusión social de las personas más desfavorecidas, enfocando de manera integral las distintas dimensiones de la exclusión social.
Desde entonces, y cada vez a más velocidad, las tecnologías, y junto a ellas, Cruz Roja, no han dejado de evolucionar. Vehículos e infraestructuras cada vez mejor equipadas para ofrecer servicios más eficaces, hasta llegar a la actualidad, donde el desarrollo de las telecomunicaciones supone el mayor avance en las posibilidades de asistencia y proximidad de Cruz Roja.
Las aplicaciones móviles han supuesto una revolución en este aspecto, porque permiten individualizar y por tanto, mejorar el trato con los usuarios. Así, por ejemplo, las personas mayores pueden prolongar su independencia conectados permanentemente gracias a sistemas de teleasistencia; y las mujeres que han sido víctimas de malos tratos están mucho más acompañadas y seguras.
Sobre el futuro no hay certezas, pero lo que sí es seguro es que la tecnología seguirá contribuyendo para que Cruz Roja esté, al menos durante otros 150 años, cada día más cerca de las personas.
|
|