La Cooperación Internacional es, a día de hoy, una de las labores más reconocibles de Cruz Roja Española, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Sin embargo, para comprender mejor todos sus matices y retos, hay que remontarse a sus inicios.
El primer envío de ayuda humanitaria lo realizó Cruz Roja Española solo cuatro años después de su fundación. Fue en la guerra franco-prusiana. Dos años después, en 1872, se produjo la primera intervención de manera directa en un conflicto internacional: la tercera Guerra Carlista. Es aquí donde Nicasio Landa, por aquel entonces Inspector General de la Cruz Roja Española, se ve por primera vez inmerso en una acción de Cooperación Internacional, encargado de asegurar el cumplimiento del Convenio de Ginebra, recogiendo y atendiendo a los heridos, más allá de uniformes, bandos o banderas.
Durante los 150 años de vida de Cruz Roja Española, esta labor ha estado en constante evolución, creciendo más allá de la asistencia en conflictos o los envíos de ayuda puntuales tras desastres naturales.
Con los 80 llega la modernización
Los años 80 supusieron una modernización en el ámbito de la cooperación en Cruz Roja. Hasta entonces, se había trabajado fundamentalmente en dar respuesta a las emergencias. A partir de ahí se empezó a trabajar también en apoyo a las Sociedades Nacionales en programas de desarrollo y se consolidó la cooperación institucional. Todo ello muy centrado en el fortalecimiento de las capacidades de la Cruz Roja o de la Media Luna Roja para que sean más capaces de responder por ellas mismas y evitar, si es posible y de manera ideal, que tengan necesidad de ayuda internacional en futuras ocasiones.
Durante la historia de la Cooperación Internacional en Cruz Roja Española han sido muchos los conflictos o desastres que han supuesto avances tanto en su labor, como en la percepción que la sociedad tenía de ella. Uno de los mayores puntos de inflexión en este aspecto fue el Huracán Mitch, en 1998, que asoló Centroamérica.
La respuesta que dio Cruz Roja Española en ese momento a las necesidades en los países Centroamericanos, la información inmediata que empezó a facilitar a la población sobre lo que estaba sucediendo allí, a través del contacto con la Cruz Roja de cada país, hizo que la población viera que Cruz Roja era una organización confiable y eficaz. Entonces, se volcaron en la respuesta con nuestra organización, e hicieron que recibiéramos muchísimos donativos que nos hicieron extender el programa durante diez años, lo que nos permitió poder planificar a largo plazo, poder trabajar de una manera muy integral en todas las áreas de Cooperación. La respuesta al huracán Mitch supuso un antes y un después en este ámbito.
Un antes y un después que supuso un nuevo foco en el trabajo de la Cooperación internacional. Un trabajo más centrado, no sólo en la ayuda directa en emergencias, sino en colaborar en la recuperación de las zonas afectadas a largo plazo. Esta tendencia sigue vigente hoy, junto a la profesionalización del personal y de la ayuda.
Una de las prioridades es mantener la acción humanitaria, que forma parte del ADN de Cruz Roja. Para eso son muy importantes las Unidades de Respuesta a Emergencia que, desde principios de los años 90 tenemos en Cruz Roja Española, y, que trabajan de manera coordinada con la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Estas Unidades, a las que llamamos ERU (por su sigla en inglés), son equipos humanos y de recursos preparados para trabajar de manera autónoma en el terreno en salud, en agua y saneamiento, para facilitar la logística, o las telecomunicaciones. Por ello, Cruz Roja se está centrando en fortalecer estos equipos, que sean lo más flexibles posibles, y que puedan atender tanto situaciones de emergencia, como incorporar desde muy temprano las actividades de recuperación.
Junto con la acción humanitaria, Cruz Roja Española ha dirigido su labor a la raíz de los problemas que sufren las personas vulnerables, trabajando para mejorar el acceso a la salud, a agua segura y servicios de saneamiento y a la educación. En este enfoque la seguridad alimentaria y los medios de vida son claves.
Uno de los retos a los que se está prestando cada vez más atención, es a los medios de vida. Al final del día, lo que importa es que las personas tengan recursos que les puedan permitir de la manera más autónoma y digna posible. Cruz Roja Española alberga el Centro de Recursos de Medios de Vida de la Federación Internacional y está trabajando para desarrollar proyectos a nivel comunitario para que la gente pueda acceder a un empleo, pueda poner un negocio, por cuenta propia y mejore sus capacidades para ser más resiliente; y se trabaja también en apoyar a la Cruz Roja y Media Luna Roja de otros países para que tengan más capacidad para desarrollar este tipo de programas.
Así, los 150 años de historia de Cruz Roja Española nos llevan desde los primeros envíos internacionales en la guerra francoprusiana, hasta los proyectos de desarrollo a largo plazo que se llevan a cabo actualmente en 35 países. Entre medias se queda la atención a grandes emergencias como el Tsunami en Asia en 2004, temporadas de huracanes, el terremoto de Haití en 2010, o el último tifón, Haiyán, que asoló Filipinas en noviembre de 2013; y la atención a desastres silenciosos que no obtienen tanta atención mediática, pero que también están ahí y que, desde Cruz Roja, intentamos dar voz y para ello seguirá trabajando.
