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Un pellizco de emoción en el corazón. Eso fue lo que sintió Ana María, socia de Cruz Roja, cuando hojeando nuestra revista sobre el 150 aniversario, descubrió con gran sorpresa una cara familiar. Su madre. Era ella, sin duda. Su madre ejerciendo de voluntaria de Cruz Roja. El vínculo de la solidaridad uniendo generaciones: esa es nuestra historia, tu historia.
Ana Maria Begoña García Campos, socia de Cruz Roja, nos confiesa: "Creo que todas las personas tienen que tener lo necesario para vivir dignamente. En eso siempre me he sentido identificado con los ideales de Cruz Roja. En eso, y en todo lo que sea ayudar a los demás. De la actividad de Cruz Roja, no hay una que vea más valiosa que otras, todo lo que hace me parece importante. En alguna forma, muy pequeña, siento las acciones de Cruz Roja como propias. Para mí, ser socia es poder ayudar en la medida que puedo , significa contribuir algo en mejorar la vida de los demás. Lo siento como mi obligación porque siempre he pensado que hay muchas diferencias en el mundo".
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