Silvia Pardo Lacárcel
Cruz Roja Española en Puente Tocinos
(Murcia)

Entré a formar parte de esta gran familia que es Cruz Roja en julio del año 2000 y, desde entonces, 8 años de muchas historias se han quedado grabadas en mi memoria.

Nunca llegué a imaginar que entrar en este mundo me supondría tantas aportaciones como las que estoy recibiendo. Un día decides incorporarte como voluntaria, con mucha ilusión y sin esperar nada a cambio y, puede que por eso, porque no esperamos recibir nada, al final recibamos tanto.

Momentos de felicidad o de tristeza; momentos junto a personas que son iguales a ti sin tener en cuenta sexo, edad, raza o religión; momentos en que descubres que aún se puede hacer algo por el mundo si todos ponemos un poquito de nuestra parte.

Los mejores momentos que he vivido dentro de Cruz Roja han sido aquellos en que la gente me ha dado las gracias por haberles salvado la vida. Es algo tan grande que alguien te diga que gracias a ti está vivo, que no hay palabras para describirlo.

Entre los peores momentos, me viene a la cabeza un trágico accidente de tráfico que tuve estando de servicio y que casi acaba con mi vida. Suerte que estaban allí mis compañeros, que no me dejaron sola ni un momento y me dieron muchas ganas de seguir adelante.

He vivido situaciones inolvidables, tanto prestando servicio como fuera de ese horario, con personas que me abrieron sus puertas, sin ni siquiera conocerme.

He vivido verdaderas catástrofes, en las que se te apena el corazón al ver que hay tanta injusticia por el mundo o que le pasan cosas malas a gente que no lo merece.

He conocido otras culturas, otras formas de ver el mundo que me han hecho reflexionar sobre mi propio mundo individual.

Por todas esas situaciones, y por muchas otras más, hoy, yo soy quien soy y doy gracias a ello.