Juan Bautista Garrido Garrido
Cruz Roja Española en Burgos
(Burgos)

Me gusta muchísimo la expresión ¿Historias de oro¿ como manifestación de aprecio por el trabajo a veces callado, que ejecutan muchos voluntarios.

Mi historia, si no es de oro, al menos es dorada por las muchas satisfacciones que me ha producido y sigue produciendo la actividad en que trabajo como voluntario.

He de decir que la primera impresión al contactar con los voluntarios de Cruz Roja fue la de sentirme un tanto extraño ante gente en su mayoría joven. Yo era el más viejo.

Esta primera impresión iba a cambiar muy pronto, puesto que a pesar de la diferencia de edad se me acogió cariñosamente.

Aquellos jóvenes estaban llenos de vida, alegría, dinamismo, franqueza... y ponían sus cualidades y sus manos al servicio de unas necesidades concretas de manera totalmente altruista.

Al contemplar su rostro diáfano, su mirada limpia, su juventud desbordante y oír sus intervenciones, sus puntos de vista, su enfoque de la realidad, una oleada de entusiasmo invadió mi persona. Me sentí uno más en este formidable grupo que ponían a disposición de los más necesitados su persona y su tiempo.

En los años que llevo en la Cruz Roja, he comprobado la riqueza humana de la que estoy rodeado. Nuestra autosuficiencia, a veces, nos hace minusvalorar al prójimo y nos impide ver las cualidades de muchas personas con las que nos cruzamos diariamente. Los convencionalismos o las apariencias unidos a nuestros prejuicios y a nuestro orgullo excluyente nos ocultan multitud de tesoros con los que podríamos contar para que la vida, nuestra vida y la del vecino fuera más digna, más llevadera, menos tensionada.

El trabajo como voluntario me ha hecho sentirme más feliz, más libre, más realizado, más prójimo que nunca. He descubierto campos preparados para cultivar la generosidad, la solidaridad, la tolerancia, la abnegación, el amor. Campos donde jóvenes y mayores pueden encontrar un motivo para dar y ser útiles.

La jubilación ha sido para mí el inicio de un nuevo proyecto de vida que puedo desarrollar sin trabas y sin jefes que me coarten. Trabajo libremente y en lo que me gusta.

Como profesor de español para inmigrantes me siento feliz con la labor que desarrollo. Me siento plenamente gratificado y aprendo todos los días mucho de estas personas que han dejado familia, cultura y nación y tratan de abrirse camino en una sociedad que desconocen.