María Gallego-Largo Torres
Cruz Roja Española en Sevilla
(Sevilla)

Mi experiencia como voluntaria en Cruz Roja... pensé que iba a ser más fácil explicarlo, la verdad, pero ahora me esta costando y no sabes cuanto.

Hay muchas definiciones de la palabra voluntario, una de ellas, podría ser: aquella serie de personas que, voluntaria y solidariamente, deciden prestar una parte de su tiempo y de sus facultades en beneficio de otros ciudadanos que lo necesitan, en organizaciones y programas de acción social y sin recibir contraprestaciones habituales en el mercado.

Yo creo que la mayoría de la gente estaría de acuerdo con esta definición. Personalmente, desde mi punto de vista y desde mi experiencia como voluntaria, no estoy de acuerdo. Es cierto, como dice la definición, que se presta una parte de nuestro tiempo, porque una cosa que desde el primer día me dejaron muy clara es que nadie está obligado a comprometerse más de lo que pueda con el programa donde vaya a colaborar, cualquier momento que prestes es necesario, una hora a la semana, dos, tres, un día, el que sea, será bienvenido.

No sólo prestamos nuestras facultades, nuestro conocimiento de algo; cuando yo entré en el programa en el que estoy colaborando, facultades no es que tuviese muchas, conocimientos... más bien pocos, pero sí tenía ganas de hacer cosas, de colaborar, pero para eso también hay que aprender, y créeme, al principio, como en todo, tiene sus entresijos, pero una vez que se dominan, todo va sobre ruedas y aún hoy, no hay día que me vaya a casa y que no haya aprendido algo, y qué mejor forma de aprender que practicándolo, porque además, yo no sólo aprendo de mi responsable, aprendo de todos sus compañeros, que a la vez son compañeros míos, por lo que si ellos forman un equipo a la hora de trabajar, yo también me considero parte de ese equipo.

Y hablando de sentirse parte de algo, ¿sabes cuantos compañeros voluntarios tengo?. Pues más de 3.500 y sólo en Sevilla, y es que, cada vez que veo a algún chico de la Cruz Roja, me siento identificada con él, y aunque no nos conozcamos de nada, créeme, que nos sentimos compañeros y entre nosotros, actuamos y nos ayudamos como tales.

Por todo esto, cuando en la definición dice: y sin recibir contraprestaciones habituales en el mercado. Yo lo cambiaría por: recibiendo infinitas contraprestaciones personales. Y es que, es sorprendente que de una acción que está enfocada a ayudar a los demás, a prestar tu tiempo, tus habilidades, tus capacidades; en definitiva, tu persona, finalmente, ese acto, no se gracias a qué mecanismo, pero se transforma, y de tal manera que acabas RECIBIENDO.