Sonsoles Monsalve Gurrea
Cruz Roja Española en San Martin de Montalbán
(Toledo)

Me apunté al voluntariado por el deseo de hacer algo por los demás, mi experiencia no sólo ha sido positiva y agradable sino enriquecedora. Escuchar a esas personas que te cuentan su día a día, sus soledades, sus alegrías, cuando hablan por teléfono con sus hijos, cuando éstos vienen a verles, cuando tienen nuevos nietos, es entretenido y didáctico. Me cuentan sus andanzas de jóvenes, todo lo que pasaron, sus penurias, sus alegrías con cosas mínimas, sus afanes y necesidades, sus mejoras económicas en estos años, las comodidades que ahora tienen y con las que nunca habían soñado.



Pero todas coinciden en añorar aquellos tiempos pasados de trabajo y necesidad, pues entonces eran jóvenes y tenían el empuje que ahora les falta. Extrañan a los seres queridos que ya no viven y el tiempo y la soledad desdibujan y atenúan las penurias pasadas.



La labor que desempeño, mínima, hacer un rato de compañía a gente que está sola, que se siente sola.



Emociones: muchas y grandes oyéndoles contar sus vivencias pasadas y presentes (nunca se habla de futuro).



Aportación: un mínimo grano de arena en una inmensa playa.



Impresiones: positivas, siempre positivas. Creo que nos damos mutuamente un rato agradable y de comunicación. Después de una de estas visitas siempre vuelvo a casa de muy buen humor, ¿qué más se puede pedir?