Voluntariado nocturno con trabajadoras sexuales en Granada

Dispositivo humano para las mujeres que se prostituyen en Granada

Víctor Ladrón de Guevara. Granada.

Todos los miércoles y viernes a eso de las diez de la noche un vehículo de Cruz Roja enfila las calles de Granada hacia la carretera de Jaén y el paseo del Salón. Al llegar a alguno de sus destinos, detiene el motor, abre su puerta y pone a punto el pequeño y acogedor espacio, tipo cuarto de estar, que posee en su interior.

Las dos zonas por las que transita el vehículo son las de prostitución callejera más características de la ciudad de la Alhambra. El coche es una antigua ambulancia Fiat Ducato, reciclada a uso social tras finalizar su tiempo de servicio sanitario. Las mujeres que trabajan en la prostitución en ambos enclaves ya saben de qué se trata: Es la gente de Cruz Roja que ha llegado para ofrecer su afectuoso y serio servicio.

Pero ¿de qué servicio se trata? Les proporcionan un poco de charla amable, sin rechazo; preservativos, lubricantes, toallitas higiénicas y, como algunas son drogodependientes, pues jeringuillas desechables o la posibilidad de recogerles la jeringuilla utilizada, etcétera, según comenta Inmaculada Alabarce, responsable del programa de "Intervención social con mujeres", que lleva a cabo el Comité Provincial de Cruz Roja en Granada.

En la oferta a estas trabajadoras sexuales se insiste mucho en la información sobre prácticas sexuales sin riesgo. Últimamente las responsables del programa intentan incluir también en él a los clientes, un colectivo a menudo descuidado en sus usos sexuales.

También se intenta integrar la prostitución masculina existente en la zona, más evasiva a la atención sociosanitaria, ya que muchas veces su actividad crematística se enmascara como "una cuestión de ligoteo", como asegura Inmaculada Alabarce.

El programa dio comienzo el 20 de noviembre de 2002. Cuenta con una trabajadora y 23 voluntarias y voluntarios. Por ser un recurso que no falla ninguna semana y por ofrecer un servicio de talante positivo, las relaciones entre usuarias y voluntarios a veces son muy estrechas. Muchas de las mujeres, superadas las reticencias iniciales, son beneficiarias desde el principio. En 2004 hubo 84 usuarias.

Dentro del vehículo, éstas reciben un trato de tú a tú, sin discriminación. Allí se pueden sentar y charlar en confianza y, en el rato en que la gente de Cruz Roja está apostada en la calle, que suele ser hasta la cuatro de la mañana, se les ofrece un café o una infusión con galletas, pues a menudo adolecen de una alimentación adecuada.

Para muchas de las beneficiarias, especialmente las extranjeras, el acercamiento a la gente de Cruz Roja representa "su único vínculo con una realidad fuera del entorno de la prostitución", asegura Alabarce: "Por eso esperan con verdadera ilusión la llegada del equipo los miércolos y viernes".

Se intenta hacer un seguimiento sociosanitario de los casos en otros momentos, pero es complicado ya que las usuarias por las mañanas "están agotadas", según afirma la responsable.

Pero siempre que se puede se las deriva a los otros recursos que ofrece Cruz Roja, como cuando la mujer que se prostituye es inmigrante o cuando es víctima de malos tratos, que también se presenta algún caso.

El buen funcionamiento del programa ha inspirado al Ayuntamiento de Granada la creación de un servicio municipal de urgencias sociales, Sermus, que ha sido encargado al Comité Provincial de Cruz Roja. Un servicio de atención en la calle de otros colectivos como indigentes, drogodependientes o transeúntes, que comenzará a funcionar en breve.