Álava, apoyo a personas mayores de áreas rurales

Apoyo a las personas mayores en las zonas rurales de Álava

Víctor Ladrón de Guevara. Vitoria, enviado especial.

Bonifacia Mimenza tiene 82 años y es viuda desde hace 27 años. Es pequeña y, por un problema de artrosis, debe caminar ayudada por un bastón. Vive en Tertanga, un núcleo de población minúsculo al norte de Álava, en el valle del Nervión.

Cuando Gonzalo Cuadra, el conductor de Cruz Roja, llega a recogerla a las 11 de la mañana, sale de su casa, aseada y lista. Estaba esperando. También está preparada Juliana Menoyo, de 84 años, vecina de la misma localidad, y, desde hace once años, también viuda.

Gonzalo, el conductor, ayuda con cuidado a ambas mujeres en todo lo que necesitan: a caminar, a subir a la furgoneta, a sentarse y a abrocharse el cinturón de seguridad.

Este servicio de Cruz Roja consiste en recoger a personas mayores que viven desperdigadas en núcleos rurales de la provincia de Álava y transportarlas a los llamados Centros Rurales de Atención Diurna más próximos, donde de lunes a viernes pasan su jornada.

Los Centros Rurales, dependientes de los ayuntamientos en colaboración con el departamento de Asuntos Sociales de la Diputación Foral de Álava, se crearon en 1998. Son un recurso a caballo entre la ayuda a domicilio y el ingreso en una residencia. En la actualidad hay once.

Estamos hablando del programa de transporte adaptado que Cruz Roja en Vitoria desarrolla en zonas rurales. En la actualidad, el programa cuenta con 87 beneficiarios entre los 65 y los 95 años, de toda Álava.

Desde su inicio en 1998 el programa trató de dinamizar las zonas rurales y mantener a las personas mayores en su entorno el mayor tiempo posible. Cruz Roja, según convenio con la Diputación, es la encargada de realizar el trasporte adaptado y las labores de tiempo libre del programa.

Pero sigamos con la ruta del vehículo humanitario. Tras recoger a Bonifacia, la furgoneta se dirige a Artómaña, otro enclave minúsculo, a un par de kilómetros, a recoger a Trinidad Narbona, de 71 años, que enviudó en enero de 1992.

El vehículo con las dos mujeres llega a Amurrio, el pueblo de 10.000 habitantes que es cabeza de partido de la zona. Allí, Gonzalo recoge a otras dos mujeres más. Esta vez se suben las más longevas del grupo: Isabel Aldama, de 90 años, y Rosario Zurita, de 87.

En esta ruta sólo hay mujeres, pero es que son mayoría en el programa: 55 frente a 32 hombres. 

Nuestro vehículo enseguida llega al Centro Rural, situado en una bella mansión decimonónica, Villa Fe, en el centro de Amurrio, donde el Ayuntamiento ha instalado varios dispositivos sociales.

"Este trabajo es muy bonito, pero tiene su parte dura", afirma Gonzalo Cuadra, de 35 años, antiguo objetor de conciencia y voluntario de Cruz Roja que trabaja en el programa desde 1999. Se refiere a los casos en que alguna beneficiaria ha fallecido. "De tanto compartir ratos varias veces al día afirma que al final, todas son un poco parte tuya".

Cruz Roja cuenta con diez vehículos para realizar este programa. La flotilla dispone de otros dos vehículos más para cuando se producen averías, y otro añadido para apoyar a los beneficiarios en actividades de tiempo libre.

Cinco de los vehículos acaban de ser renovados. Son furgonetas Volkswagen con capacidad para seis personas sentadas y dos en silla de ruedas. Disponen de una rampa eléctrica trasera que facilita mucho el acceso de aquellos que tienen más problemas de movilidad.

Diez conductores, de los que seis son mujeres, se responsabilizan de la buena marcha de la actividad. Se encargan de recoger a los beneficiarios por la mañana y de devolverlos a sus domicilios por la tarde.

El responsable del programa en Cruz Roja, José López, está satisfecho porque la actividad está asentada y tiene buena acogida. Trinidad Narbona, de 71 años, de Artómaña, confiesa que se apuntó por no tener soledad todo el día. "Mi vida es ir al Centro Rural y a casa. Y el domingo, a misa".