Estímulos para los enfermos de Alzheimer en Ávila
Música para estimular a los enfermos de Alzheimer en Ávila

Cayetano Álvarez. Enviado especial.

Los jueves por la mañana, a eso de las 11,30, Roberto Jiménez, un profesor de música de 25 años, da una sesión de terapia musical a los enfermos de Alzheimer y de otras demencias que pasan la jornada en el Centro de Día que Cruz Roja en Ávila tiene para ellos.

Alrededor de una mesa, seis pacientes sostienen cada uno un papel tamaño A3 con un montón de animales dibujados. Roberto va seleccionando en un aparato de música distintos sonidos de animales. Les pide alternativamente a unos u otros que señalen en el papel de qué animal se trata cuando conecta en el CD un rebuzno, un ladrido o un pío, pío.

"Se trata de hacer algo interactivo, que les haga pensar", afirma este joven que llegó hace tres meses de la mano de Lorena Mancebo, la fisioterapeuta del centro, para llevar un taller de villancicos las pasadas Navidades y que resultó muy bien, porque a los pacientes "les gusta mucho cantar".

Este tipo de actividades son beneficiosas para los usuarios porque, de una manera general, resulta importante mantener el mayor tiempo posible sus niveles funcional y cognitivo. Particularmente el nivel cognitivo, porque estimulándolo se puede retardar el deterioro en el habla o en el movimiento en los que a menudo derivan estos pacientes, comenta la psicóloga del programa Miriam Acero.

El Centro de Día para enfermos de Alzheimer de Cruz Roja en Ávila funciona desde 1998 y cuenta con un equipo multidisciplinar de trece profesionales que de lunes a viernes atienden con no pocas energías a veintidós pacientes, personas mayores diagnosticadas con algún tipo de demencia.

Con los profesionales colaboran cinco voluntarios. "La ayuda viene bien, los voluntarios son muy bien venidos", comenta Rosa Muñoz, una de las auxiliares de enfermería que en un principio fue también una de las voluntarias. "Quienes vienen de voluntarios se suelen quedar mucho tiempo", añade la psicóloga Miriam Acero.

En la mesa del taller de musicoterapia se halla una monja, chiquitita y sonriente, que tiene la voz como una campanita. Al verla por primera vez, servicial y ofreciendo ayuda a los pacientes, se diría que es una voluntaria más que una usuaria.

Esta Hermana muestra un carácter muy afable, lo que seguro procede de sus tiempos anteriores, cuando era profesora. Según Manoli García, auxiliar que trabaja en el centro desde el primer día, el carácter que tuvieron en su vida anterior estos pacientes, permanece.

Uno de éstos usuarios, que ha ingresado en el centro el día anterior a la visita de los reporteros, parece mantener en su porte algo de una personalidad forjada en años. Tiene cierto aire de autoridad, se ve que es y que ha sido todo un señor.

Según parece fue catedrático de Derecho en Salamanca y en su porte y en la manera de dirigirse a los demás queda algo del aplomo de quien se sabe respetado. Constantemente quiere salir a la calle, lo cual es una característica de muchos usuarios.

Los beneficiarios pasan en el Centro de Día toda la jornada de lunes a viernes entre las 9,30 y las 17,30. En el centro, sito en las instalaciones de la residencia Infantas Elena y Cristina, de la Diputación provincial, que ha cedido el local a Cruz Roja, almuerzan, comen, meriendan y realizan actividades físicas e intelectuales.

Cruz Roja recibe fondos del IRPF para el sostenimiento del programa, que incluye además un microbús de transporte adaptado con 16 plazas que transporta a los usuarios entre sus domicilios y el Centro de día.