Baena muestra el rostro más cordobés solidario

Baena, un pueblo solidario con los inmigrantes

Víctor Ladrón de Guevara. Enviado especial.

A 60 kilómetros de Córdoba, en dirección Granada, el viajero se topa con Baena, un pueblo de 20.000 habitantes cuya fuente de riqueza es el aceite. Desde el año 2000 sus habitantes se han encontrado con una situación hasta entonces inédita: grupos de personas de otras latitudes deambulando por sus calles en busca de trabajo durante la campaña de la oliva, que se realiza de octubre a febrero.

En los años siguientes, el incremento de personas inmigrantes en la temporada de la oliva ha sido creciente. En muchos casos se trata de personas en situación irregular, por lo que es más difícil que encuentren trabajo pues los contratadores se retraen por temor a las sanciones.

"Te ibas encontrando a mucha gente deambulando por todas partes, algunas personas durmiendo en la calle, en invierno", comenta Julio Linares, trabajador social de Cruz Roja en Baena. "Este año es el primero que no ha dormido nadie en la calle", añade con satisfacción. Uno de los motivos es que el tradicional puesto de carretera de Cruz Roja se ha transformado en un centro de acogida para estos trabajadores temporeros.

El centro es capaz de dar cobijo a veinte personas que allí pueden comer, dormir, asearse, lavar la ropa o ver un rato la tele. Vivir, en suma. "Es un proyecto que han creado enteramente los miembros de la Asamblea Local de Cruz Roja", resalta Cristina García, responsable del programa de inmigrantes de Cruz Roja en Córdoba.

El presidente local de Cruz Roja en Baena, desde 2003, es Francisco Ruiz, un empresario zapatero de la localidad, casado y con dos hijos, que en materia de solidaridad tiene las cosas muy claras. Él es un habitual entre el grupo de vecinos que remueven el cotarro altruista: trayendo niños de Bielorrusia, acogiendo a menores tutelados o en otras actividades con proyeccíón en la comunidad.

El día que los reporteros visitan el Centro de Encuentro y Acogida temporal para personas Inmigrantes Temporeras no Regularizadas, que es como se denomina el proyecto, sus moradores son subsaharianos procedentes de los centros de estancia temporal de Melilla, Ceuta o Canarias. La campaña olivarera 2005-2006, debido a la escasez de lluvias, ha sido mala, por eso a finales de febrero en el centro no hay temporeros de la oliva sino los jóvenes subsaharianos.

Cristina, la responsable de los programas de inmigrantes, señala que la gente de Cruz Roja de Baena tiene "gran capacidad de ayuda". Y sí, se ve, pues la oficina del centro rebosa de grandes bolsas con artículos de ayuda de aportación ciudadana o conseguida por los propios voluntarios: desde chanclas para la ducha a camisetas, mochilas o cinturones.

"Los pobres han llegado con muchas necesidades. Hemos visto que en las primeras 24 horas les ha cambiado la cara. Y son muy agradecidos con el trato que reciben", afirma el presidente local.

En el dispositivo de ayuda, los voluntarios (la Asamblea cuenta con 30 de ellos activos, más 180 socios) están encima en lo que haga falta. Asistencia sanitaria, clases de español (que imparte el vicepresidente local), traslados al centro de salud, búsquedas de recursos diversos, durante el día o a cualquier hora de la noche, etcétera.

El centro se inauguró en 2005. En principio está pensado para acoger a personas inmigrantes en situación no regular, que buscan trabajo y que carezcan de alojamiento y recursos. Está previsto que cada año abra sus puertas en la campaña de la oliva, entre el 1 de octubre y el 31 de marzo. Pero en Cruz Roja, dada las necesidades actuales de acogida, estudian la posibilidad de ampliar las fechas.