Los niños y niñas de San Ildefonso volvieron a cantar el "oro"

Las niñas y niños de San Ildefonso dieron la suerte un año más

Jesús Carbonell. Cádiz.

Como es habitual, los niños del Colegio de San Ildefonso, de Madrid, fueron los encargados de extraer las bolas de la suerte en el Sorteo del Oro, celebrado en Cádiz el 21 de julio. Fueron un total de ocho niñas y niños entre 9 y 14 años que mostraron, pese a su corta edad, una profesionalidad que quedó clara en el acto y en lo ensayos de la tarde anterior.

Pese a que nació hace 500 años como una institución caritativa para niños huérfanos, el Colegio de San Ildefonso es en la actualidad un recurso educativo público para toda la población.

Sus alumnos son los niños del barrio, y como tal, reflejan la amalgama de muchas barriadas españolas que han renovado su tejido social con perfiles foráneos. Así, las niñas y niños participantes proceden en su mayoría de otras latitudes.

Rossmerys viene de Santo Domingo; Leidiyoana, de Colombia; Manel no tiene claro si decir que es suiza o argelina, pues con ambos países se identifica; Yhondri, también es de Santo Domingo; Adriana, de Ecuador; Jose, de Brasil, y las hermanitas María y Celia, de Madrid.

El responsable que los acompañaba, Pedro Vázquez, es el subdirector del internado de San Ildefonso y profesor de Lotería, una asignatura específica de este colegio cuyos alumnos cantan los sorteos de la lotería nacional desde que por primera vez lo hiciera el niño Diego López el 9 de marzo de 1771.

En la actualidad, los niños cantan la lotería todos los jueves y sábados del año, pese a que son conocidos por su participación en la lotería de Navidad, y hacen algún extra como el Sorteo del Oro. No perciben contrapartida económica alguna, pero Lae, el organismo de loterías, les concede becas para estudios superiores.

En su visita a Cádiz, los pequeños tuvieron un apretado programa que incluyó diversas visitas culturales, paseos en barco por la bahía gaditana, baños en el mar, visita a los socorristas en la playa, y, para comer, lo que más le gusta a los pequeños: pasta.

En el periplo de tres días estuvieron acompañados por un grupo de escolares voluntarios de 3º de ESO del Colegio Carlos III, de Cádiz, alguno de los cuales ya ha dado pasos para incorporarse a Cruz Roja Juventud. Eran Adrián, de 15 años; Joaquín y Ascensión, de 14; Jéssica, de 13, y Lidia, de Chipiona, de 12.

Para estos cinco jóvenes era su primera experiencia de voluntariado. ¿Por qué se han animado a hacerla? Jessica Saavedra, con sus 13 años, ofrece una respuesta sincera: Porque pensé que conocer a gente nueva me vendría bien.