Hoy 20 de junio, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, o Rio +20, congregará a numerosas autoridades de Gobiernos, el mundo empresarial y el sector humanitario. El propósito de esta reunión es muy ambicioso: se trata de encontrar y proponer medios que conduzcan a un mundo más seguro, más equitativo y más próspero para todos.
La Cumbre ofrece a todos los países, la importante posibilidad de configurar el “futuro que queremos” incorporando la resiliencia social, ambiental y económica frente al cambio climático en todas las estrategias de desarrollo. No hay tiempo que perder: la población de la Tierra ya sobrepasa los 7.000 millones de personas y sigue creciendo, lo que sumado al aumento de sequías, inundaciones y otros desastres relacionados con el cambio climático implica que más personas que nunca, se verán aquejadas por el hambre, el conflicto por los recursos, la pérdida de medios de subsistencia y otros riesgos.
A ese creciente grupo de personas vulnerables le debemos una estrategia mundial anti-desastres que supere la rigidez burocrática, focalice mejor nuestros recursos e incorpore las esperanzas y el potencial de todos los países –grandes y pequeños, ricos y pobres– a resistir ante los efectos del cambio climático y adaptarse a ellos.
La tarea de la Cruz Roja y la Media Luna roja se dirige no solo a salvar vidas hoy, sino también a hacer que merezca la pena vivir en el mañana. Para apoyar una tarea tan vital como ésta, la Cruz Roja y la Media Luna Roja asignan el 10% del presupuesto de sus llamamientos en casos de desastre a programas y acciones para construir la resiliencia a largo plazo de las comunidades afectadas por las crisis. Esta labor que se hace cuando las cámaras de los medios de comunicación ya no están presentes.
En Rio+20 llamamos a las organizaciones humanitarias y a los Gobiernos a destinar más recursos para aumentar la resiliencia a largo plazo de las comunidades.
Estamos en el comienzo de un proceso para establecer las denominadas "metas para un desarrollo sostenible". Estas metas se sumarían a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que los miembros de Naciones Unidas prometieron cumplir en 2015 e incluyen, entre otros, erradicar el hambre y la pobreza extrema, mejorar el acceso a la educación y reducir la mortalidad infantil. Nuestro compromiso con el futuro que queremos para nuestro planeta nos obliga a actuar ya.