Soy voluntaria desde que tengo 16 años (en 2004), pero mi relación con Cruz Roja se remonta al año 1992, cuando tenía sólo 4 años y mi madre me apuntaba a las actividades que realizaba Cruz Roja Juventud (CRJ). He crecido sabiendo lo bueno que es ofrecer mi tiempo libre a gente que realmente lo necesita. Además a mí me satisface y anima mucho saber que he ayudado a sonreír y a divertirse a alguien. Si algún día me levanto con el pie izquierdo sólo tengo que pensar en esos niños que necesitan verme feliz para animarme. Antes no era tan consciente de las necesidades que tienen algunas familias, y desde que soy voluntaria de Cruz Roja veo lo mal que están algunas personas y la ayuda que necesitan, por ejemplo en la Campaña del Juguete.