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![]() | La posibilidad de cada uno de nosotros de ayudar a una persona dependiente, sea mayor o no, para que realice movimientos habituales en su actividad diaria, debe basarse en unos principios que nunca debemos pasar por alto. Estos son: > Necesidad de conocer a la persona dependiente y sus necesidades. > Conocimientos y entrenamiento en biomecánica (uso de nuestro propio cuerpo como "máquina" para mover a la persona). > Selección meditada de la técnica a emplear y de los distintos equipos de ayuda posibles. > Adecuación del entorno de la persona discapacitada, pensando en ella y en quienes la cuidamos. > Mantenimiento ordenado y constante de la higiene. Estos cinco principios, que son extremadamente sencillos de cumplir, tienen unas evidentes ventajas. Para la persona dependiente, porque contribuyen a su mejora física y sicológica, lo que redunda en una mayor autonomía y mejor calidad de vida, y para quienes les cuidamos, porque evitan lesiones -¡esos temibles dolores de espalda!-, nos ahorran esfuerzo innecesario y nos aportan una capacidad de trabajo muy superior, lo que se puede traducir como la posibilidad de disponer de más tiempo para nosotros mismos. | ![]() |
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![]() | Son extremadamente sencillas y constituyen los cimientos sobre los que luego van a soportarse todas nuestras labores. Veamos: > Mantengamos la espalda recta. Nunca nada es tan urgente que nos haga encorvarnos para levantar un peso, por pequeño que éste sea. > Flexionemos las piernas. Siempre flexionadas, aunque sea ligeramente. De esta manera son los músculos de las piernas los que soportan el peso (son muy fuertes) y no los de la espalda. > Apoyo en el cuerpo. Cuando tenemos que levantar a una persona dependiente, lo más beneficioso para ella y para nosotros es que su cuerpo esté muy próximo al nuestro; así repartimos mejor la carga. > Seguridad en el agarre. No estamos hablando de los neumáticos de un coche, aunque la idea vale: hemos de tener máximo cuidado en coger a la persona dependiente de manera que estemos seguros de que no se nos va a escurrir o soltar. Esto se llama "hacer buena presa". > Separación y dirección de los pies. Al sujetar a una persona dependiente o semidependiente, nuestro pies deben estar separados (más equilibrio) y debemos poner uno de ellos en la dirección del movimiento que realizaremos con la persona a la que estamos ayudando (menos esfuerzo). > Nuestro cuerpo es contrapeso. Aunque estemos fuertes, el peso de una persona dependiente o semidependiente puede superar con creces nuestra propia capacidad muscular. Tenemos que sincronizar bien nuestros movimientos para crear un contrapeso con nuestro propio cuerpo en cada unos de los sucesivos pasos. Así, el peso de la persona a la que ayudamos se reduce a menos de la mitad. > La utilidad de los apoyos. En nuestro trabajo de ayuda a una persona dependiente que va a moverse, debemos compartir el esfuerzo con los apoyos disponibles: camas, sillas asideros... Pero antes tenemos que estar seguros de que no se moverán o desprenderán de sus sujeciones cuando hagamos fuerza en ellos. | ![]() |
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![]() | Ya sabemos, como cuidadores, que nuestro cuerpo puede ser una eficaz máquina para ayudar a la persona cuyos movimientos dependen de nosotros. Pero tenemos algo más: nuestra mente. Ésta, la mente, pondrá la capacidad de análisis y será nuestro principal soporte para convertirnos en "un buen punto de apoyo". > Comunicación y motivación. Antes de iniciar cualquier movimiento, es imprescindible explicar a la persona dependiente qué vamos a hacer ambos e intentar motivarla para que colabore lo más posible. > Pensar antes de actuar. Dice el refrán popular "vísteme despacio, que tengo prisa". La eficacia mal entendida, hacer lo que sea para ganar tiempo, suele ser origen de muchos problemas. El ejemplo más negativo es que escojamos un movimiento que invalide la posibilidad de colaboración de la persona a la que estamos ayudando... ¡por ir más rápido! > Archivo de experiencias. Las cosas que hacemos día a día para ayudar a la persona dependiente nos pueden dar pistas para ser más eficaces y protegernos mejor en los tiempos venideros. Es muy conveniente que tengamos en cuenta la evolución y el estado de la persona, su entorno, los medios a nuestra disposición y la combinación de todo ello. > Un poco de anticipación. Nos podemos anticipar a situaciones comprometidas teniendo en cuenta pequeñísimas cosas. Podemos, por ejemplo, entrenarnos para mantener la espalda recta flexionando un poco las piernas, para colocar los pies a nuestro favor, para "hacer presa" de cosas pesadas, para situar apoyos en los lugares en los que sea necesario realizar movimientos... Nos podemos hacer una lista de argumentos con los que motivar a la persona para que colabore en los movimientos... Todo muy sencillo, todo muy útil. | ![]() |
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![]() | En distintas fichas a nuestra disposición en esta página de CRUZ ROJA ESPAÑOLA, tenemos ejemplos de cómo realizar los diferentes movimientos. La secuencia ejemplo que se representa aquí explica cada paso, incluyendo lo que es general para todas las fichas y que no veremos en éstas (motivar a la persona dependiente, explicarle qué vamos a hacer, buscar apoyos, etcétera). | ![]() |
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