Este Principio se fundamenta en el valor de la persona, dotada de dignidad y derechos inviolables y en la solidaridad con todos aquellos que sufren. Es la expresión del compromiso del Movimiento con la defensa de los derechos humanos. El Movimiento ha estado presente en la defensa de los derechos humanos desde sus orígenes, aunque no siempre explícitamente. Destacan particularmente las acciones en los siguientes temas: tortura, desapariciones forzadas o involuntarias, discriminación racial, derechos de la infancia, campos en los que puede desempeñarse un cometido movilizador. Ello sin dejar de tener en cuenta otros muchos derechos de contenido económico social y cultural, y en los conocidos como de la "tercera generación" o derechos de solidaridad (paz, desarrollo y medio ambiente), se realizan de hecho numerosas contribuciones.
En la consecución de estos objetivos los voluntarios expresan su solidaridad mediante actitudes de:
Comprensión, cooperación, amistad, interés afectuoso y desinteresado.
Respeto, que nace del reconocimiento de la individualidad del otro, de sus capacidades y posibilidades.
Relaciones abiertas, horizontales, sin caer en redes afectivas, que bloquean.