Creo que no sería tan feliz si me faltase la Cruz Roja, imaginaos por lo tanto lo que significa para mí. Cada programa me aporta algo distinto en cada faceta de la vida. En CR Juventud aprendo cada día más de los niños, de los chavales y de las ganas que ponen en su trabajo, eso me renueva y me anima a vivir mi voluntariado como si fuese el primer día. En Teleasistencia aprendo a admirar cada vez más a mis mayores y, sobre todo, a respetarlos y a quererlos de sincero corazón. En Ayudas Técnicas aprendo a reír, sí, a reír, porque todavía te sorprende ver cómo alguien que sufre (porque necesita unas muletas, una silla de ruedas…, cualquier material) te cuenta con un humor admirable su situación y, así, valoras más lo que tienes. Con el Voluntariado aprendo a abrir mi corazón a los muchachos que vienen a CR por primera vez, a ayudarles. Y qué decir del Transporte Sanitario, ha sido y es mi alma-mater, aprendo a querer a los demás sin importar quienes son, si son de España o de Honolulu, a ofrecerme a tope, a estudiar por ellos, a ser amable con mis pacientes, a valorar mi vida, mi novia, mi familia, mis amigos, cuando ocurre una catástrofe como la muerte de alguien joven te das cuenta de los afortunado que eres, de lo mucho que te queda por aprender en esta vida y lo muchísimo que quieres entregar a los demás viviendo cada día mejor, a pesar de los problemas. Soy Cruzrojero hasta la médula.