¿Cómo cambia nuestra actitud cuando participamos en un Grupo de Ayuda Mutua?

Cuidar, ... "es un acto individual que nos prestamos a nosotros mismos desde que somos autónomos, pero es también un acto de reciprocidad que prestamos a toda persona que, temporal o definitivamente, tiene la necesidad de ayuda para satisfacer sus necesidades vitales.
Marie Françoise Collière, Enfermera y profesora de enfermería

 

Hace más de una década decidí, a raíz de una experiencia personal, trabajar con las familias de personas mayores enfermas de Alzheimer. Realicé formación a distintos niveles, trabajé como voluntaria y como profesional, antes de tener la oportunidad de participar en el diseño y puesta en marcha, allá en el 2008, del programa de apoyo a las personas cuidadoras de Cruz Roja en Baleares.


El grupo de apoyo mutuo se convirtió en una seña de identidad.


Casi de inmediato detectamos, con el equipo del voluntariado, la necesidad de un espacio donde las personas cuidadoras pudieran reunirse, hablar entre ellas, compartir experiencias y brindarse apoyo mutuo. Con el tiempo, este grupo que lleva funcionado todos estos años, ininterrumpidamente, se convirtió en seña de identidad del programa.

 

 

A medida que fui prestando mi apoyo como profesional facilitadora de estos espacios, me daba cuenta de que se producían cambios de actitud en las personas que participaban en las reuniones y que estos cambios eran beneficiosos para ellas, pero también lo eran para las personas de las que cuidaban.

 

¿Se reconoce lo que no se ve? Los cuidados no profesionales se desarrollan en el ámbito doméstico, puertas adentro de los domicilios.

 

Me duele reconocer que, aunque durante la última década la figura de la cuidadora o cuidador familiar ha sido rescatada del anonimato, su labor silenciosa y su malestar por tener que cargar con la responsabilidad de una o varias personas dependientes, sigue sin entenderse por parte de la sociedad.

Al prestar sus servicios dentro del ámbito familiar, estas personas a menudo pasan desapercibidas y su labor, por no ser remunerada ni fácilmente apreciable, no recibe dentro de la sociedad el reconocimiento que se merece. El cuidador o cuidadora familiar se encuentra a menudo con la falta de comprensión, incluso por parte de su entorno más cercano.

 

La labor de los cuidados reporta muchas satisfacciones según reconocen quienes se plantean este reto.

 

Números estudios avalan una buena predisposición inicial hacia los cuidados por parte de las personas que se plantean este reto. Entre los principales motivos, como señala un estudio del IMSERSO, se encuentran los de: "es mi obligación cuidar de mi familiar"; "es algo que me genera una gran satisfacción" o "es algo que me dignifica como persona". Con el tiempo, se va acumulando cansancio, frustración, miedos, culpabilidad y otros sentimientos negativos, que van minando su estado emocional, haciendo peligrar su salud física y metal.

Si hubiera un diagnóstico para la problemática de la persona cuidadora, probablemente sería "crisis del bienestar"1.

 

¿Qué puede aportar a una persona cuidadora la participación en un Grupo de Ayuda Mutua?

 

Los así llamados Grupos de Ayuda Mutua (GAM) surgen con el ánimo de dar alivio a esta "crisis". Son entendidos como espacios de encuentro periódico entre iguales, sea por iniciativa de los propios participantes o impulsados y facilitados por una figura profesional.

No debemos olvidar que la finalidad última de los cuidados es proporcionar los apoyos necesarios y procurar la mejor calidad de vida posible a personas que no pueden hacerlo por sí mismas. Por ello, toda intervención con la cuidadora o el cuidador debería tener, y de hecho tiene, un impacto positivo sobre la persona cuidada.

 

El propósito de los GAM es el de proporcionar apoyo a sus miembros y ayudarles a afrontar mejor la situación en la que se encuentran, a base de:

 

  • Compartir sus sentimientos y experiencias.
  • Ampliar conocimientos acerca de la enfermedad de su familiar y del cuidado.
  • Tener la oportunidad de hablar sobre un problema o la elección que deben tomar  en un momento determinado.
  • Escuchar a otros que comparten los mismos sentimientos y experiencias.
  • Ayudarse mutuamente, compartiendo información, ideas, "remedios caseros".
  • Brindarse a sí mismos un respiro y una oportunidad de salir de su casa.
  • Tomar consciencia de la necesidad de autocuidado, en pro de su salud y bienestar personal.
  • Darse cuenta que no son las únicas personas en esta situación, que no están solas.

 

En resumen, las personas cuidadoras tienen la oportunidad, a través de estos grupos, de expresar sentimientos, compartir problemas, formular ideas e intercambiar información con otras que están pasando por una experiencia similar. Al mismo tiempo, aprenden a prestar atención a sus propias necesidades, cuidar de sí mismas, observar su actitud para poder seguir cuidando con éxito de la persona que de ellas depende.

 

Grupos de ayuda mutua desarrollados en las asambleas de Cruz Roja Española

 

Por suerte, la actitud es un factor que se puede cambiar, modificando e incluso dulcificando una experiencia personal o compartida con otros individuos.

 

El grupo, tomado como sujeto, puede jugar un papel de catalizador de emociones, experiencias y toma de decisiones.

 

Después de estar casi una década facilitando las reuniones de personas cuidadoras en un espacio tipo GAM, me atrevo a afirmar que entre los beneficios de su participación se encuentra el de originar un cambio positivo en su actitud: hacia su propia persona, hacia el proceso de cuidado y hacia las personas de las que se están haciendo cargo.

El grupo, tomado como sujeto, puede jugar un papel de catalizador de emociones, experiencias y toma de decisiones. Al mismo tiempo, es capaz de detectar una actitud inapropiada y ayudar a reconducirla con ejemplos de experiencias de otras personas o como expresión de la experiencia colectiva acumulada.

 

Aquí cabe destacar, también, el aspecto afectivo de los cuidados, que muchas veces no se menciona entre las tareas a desempeñar. Sin embargo, su importancia para el bienestar, tanto de la persona cuidada como de la que cuida, es considerable2.

 

Paradójicamente, cuanto más cercana es la relación, mayor es la sobrecarga del cuidador o cuidadora, provocando a veces actitudes disfuncionales como, por ejemplo, dificultad para aceptar las circunstancias sobrevenidas, sobrerreacción ante sucesos no deseados o dependencia excesiva de los demás, incluso, de la persona que tienen a su cargo3.

 

El cambio de actitud, es decir, convertir una tendencia negativa en positiva, supone en primer lugar tomar conciencia del comportamiento disfuncional y desear cambiarlo.

 

Las reuniones de GAM son el espacio idóneo para que este hecho se produzca y evolucione hacia un cambio real. En algunas personas se trata de un acto casi espontaneo, otras lo consiguen de forma paulatina y a pequeñas dosis. Sea cual sea la forma de cambiar, los cambios personales tienen una característica importante: son capaces de provocar cambios en terceras personas con las que se tiene relación. Entiéndase aquí, cambios positivos en el bienestar de la persona cuidada.

 

En conclusión, me gustaría resumir afirmando que la actitud de la persona cuidadora cambia a raíz de participar en GAM y estos cambios son beneficiosos para ella, pero también, a su vez, para la persona cuidada.

 

Ojalá esta reflexión sirva para minimizar la resistencia de las cuidadoras y los cuidadores a la hora de dejar a su familiar con una tercera persona y para aplacar el sentimiento de culpa que puedan tener por haberse dado el "capricho" de participar en un grupo de ayuda mutua.

 

Deyana Mihaylova

Coordinadora programa personas mayores

Cruz Roja Baleares


 Fuentes citadas o parafraseadas:

  1.  Programas e intervenciones de apoyo a los cuidadores informales en España. Mª. Pilar Torres Egea, Esperanza Ballesteros Pérez, Pablo David Sánchez Castillo. GEROKOMOS 2008; 19 (1): 9-15
  2. Percepción del cuidado por parte del cuidador familiar. Fernández Lao, I., Silvano Arranz, A., Del Pino Berenguer, M. Index Enferm vol.22 no.1-2 Granada ene.-jun. 2013
  3. Estudio e intervención sobre malestar psicológico cuidadores personas demencia. El papel de los pensamientos disfuncionales. Losada Baltar, A., Montorio Cerrato, I., Fernández de Trocóniz,M.I.,  Márquez González, M. IMSERSO 2005.

 

Más información sobre los GAM en la guía de Cuidados de SerCuidadorA: PULSA AQUÍ

Comentarios
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Begoña
Muy interesante el artículo y la experiencia de los compañeros de Baleares.
Publicado el día 4/05/18 12:39.
Muchas gracias Begoña por tu apoyo. Recuerda que puedes suscribirte para recibir las entradas del blog en tu mail.
Publicado el día 7/05/18 12:31 en respuesta a Begoña.
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