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¿Podemos cuidar y seguir disfrutando de las pequeñas cosas?

 

Bárbara Orjales y Óscar Esteban 
Técnicos del Programa de Personas Mayores de Cruz Roja-Valladolid

 

La vida nos pone a prueba y en ocasiones parece no ser justa, pero ¿de verdad nos impide seguir disfrutando de los pequeños placeres? Es fácil dar consejos y decir cómo deben vivir las personas que conocemos y nos rodean ¿pero alguna vez les decimos que intenten buscar la felicidad en las pequeñas cosas?

 

La monotonía del día a día y las preocupaciones muchas veces nos impiden ver y experimentar los pequeños placeres de la vida, aquellos que nos relajan y hacen que una sonrisa se dibuje en nuestra cara.

 

a pesar de que el día amanezca gris siempre hay algo que merezca la pena.

 

Las enfermedades vienen solas, no podemos hacer nada y los cuidadores y cuidadoras lo saben mejor que nadie, pero lo que a veces se les olvida es que a pesar de que el día amanezca gris siempre hay algo que merezca la pena.

 

Las personas cuidadoras en ocasiones se sienten agobiadas, tristes, solas, agotadas, incomprendidas¿ su carga es muy grande pero ¿por qué algunas personas cuidadoras se sienten felices y plenas? Hablamos directamente con un grupo de ellas y las que se sienten felices dicen seguir disfrutando de la vida aunque de diferente manera.

 

¿y si recuperásemos los pequeños placeres, seguirían resultándonos placenteros? 

 

La sociedad y los tiempos que corren no solo nos dice cómo debemos vivir la vida sino cómo debemos soñarla Work hard, dream big (trabaja duro, sueña grande), la realidad muchas veces nos pone trabas y hace que tengamos que dejar nuestros grandes sueños a un lado para dedicarnos a las personas que queremos. Pero nos hemos preguntado ¿qué pasa con los pequeños sueños? Esos casi insignificantes que nos acompañan desde la infancia, esas pequeñas cosas que nos alegran el día, hacen la vida más fácil y nos ayudan a ser más felices.

 

Somos conscientes de que la vida pasa y que en ocasiones se lleva muchos de nuestros pequeños placeres, es decir, algunos han desaparecido y ya no podrán volver jamás, por ejemplo: los besos de una madre, de un padre, montar en bicicleta, el olor de nuestros bebés.

 

 

Pero otros siguen ahí, esperando a que los intentemos de nuevo, quizá el tiempo nos hizo retirarlos de nuestra vida por diversas cuestiones, pero ¿si los recuperásemos, seguirían resultándonos placenteros? Tal vez deberíamos volver a pisar los charcos de vez en cuando, sin pensar en los zapatos que llevamos puestos o en el qué dirán; pasear una tarde de primavera bajo la lluvia, sin paraguas, disfrutando del recorrido que hacen las gotas de agua deslizándose por nuestra cara, mojando nuestro pelo sin importarnos el peinado que en la peluquería nos hicieron con tanto esmero y gozar del olor a tierra mojada.

 

 

Cada persona se encuentra en una etapa diferente de la vida, etapas con pinceladas de todos los colores y alguna que no hubiéramos imaginado jamás. Las personas cuidadoras saben más que nadie sobre la escala de grises, pero como personas que son, deben seguir buscando el camino de la felicidad y encontrar nuevos placeres que les ayuden a esbozar una sonrisa y pensar que la vida merece la pena. 

 

Hemos creado este vídeo con el objetivo de plasmar todo lo bueno que nos ha ofrecido y nos ofrece la vida, cada persona cuidadora debe identificarse con los pequeños placeres y disfrutar diariamente de alguno de ellos.

 

 

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