Era un día como otro cualquiera, estábamos de reten en el Puesto de Socorro.
Sonó la llamada del 112. Salimos con la ambulancia.Teníamos que acudir a un domicilio particular y de allí a Urgencias del Hospital General.
Una señora se había lesionado una rodilla y sufría mucho dolor. Era una “salida” sencilla. Era natural de un país del este (pero de los que no tienen ninguna afinidad con nuestro idioma). Le aplicamos una bolsa de frío en la rodilla dolorida. Camino del Hospital tratamos de distraerla durante el trayecto, pero la comunicación era casi imposible.
Una vez realizado el ingreso y cuando íbamos hacia la salida oímos en un español perfecto: ¡gracias! Nos volvimos. Nos sonreía. Ya en la ambulancia hubo unos momentos de silencio, seguramente todos pensábamos lo bien que había pronunciado esa palabra aquella señora con nombre lleno de zetas y uves.
Después, la rutina, llamada habitual al 112: CRUZ ROJA LA RODA, volvemos a la base, seguimos operativos. Enero 2009