logo
 
cr
  [+] Informe de situación
linea
  [+] Un plan necesario
linea
  [+] Trabajo en equipo
linea
  [+] En primera persona
linea
[+] Un reto común
linea
linea
[+] Cruz Roja TV tv
linea
  Informe   La vulnerabilidad ante el empleo   Estar en desventaja   Con otra mirada   Opiniones  
 

 
Estar en desventaja
 

 


Solemos pensar que los problemas de una persona en situación de dificultad social para acceder y/o mantenerse en el mercado de trabajo tienen que ver con la falta de competencias personales: baja cualificación, desinformación laboral, escasa motivación, dependencia de los servicios sociales… Sin embargo, muchas de las barreras que convierten a una persona en vulnerable respecto al empleo, tienen que ver con una falta de igualdad, ya sea de oportunidades o de trato, en el entorno social. La mayoría de esas desigualdades las tenemos tan asumidas socialmente que a veces ni las detectamos y nos parecen situaciones normales. Querer y poder no son siempre suficientes.
 

 
 
Muchas personas, especialmente mujeres, que dejaron su empleo para atender a otras tareas (cuidado de los hijos, de personas mayores a su cargo), se encuentran con muchas dificultades cuando intentan reincorporarse al mercado de trabajo porque su entorno “considera que su tren ya pasó” sin que, además, se valore la contribución que esas tareas que han desarrollado durante un tiempo suponen para nuestra sociedad.

 
Aunque no siempre podemos desempeñar un trabajo acorde con nuestras competencias o nuestra cualificación, la dificultad y/o lentitud en los procedimientos para la homologación de las titulaciones universitarias adquiridas en el país de origen, impide a muchas personas inmigrantes desarrollar un empleo conforme a sus capacidades, y supone un desaprovechamiento de capital humano para el conjunto de nuestra sociedad.

 
Muchas de las personas que se encuentran en situación de desempleo con una “cierta edad”, generalmente mayores de 45 años, han de enfrentarse a la creencia generalizada, y a veces asumida, de que las personas mayores ya no pueden adaptarse a las nuevas tecnologías, que no pueden reciclarse o adquirir nuevas habilidades laborales… Esto hace que, a priori, sean descartadas (o se autodescarten) a la hora de acceder a un puesto de trabajo.

 
Nuestra sociedad mantiene, entre hombres y mujeres, un reparto desigual, de las tareas domésticas y de cuidado tanto de niños como de personas dependientes. Esto hace que muchas mujeres tengan un mayor nivel de precariedad laboral (contratos a tiempo parcial, mayor temporalidad, más entradas y salidas del mercado de trabajo…). La consecuencia es un mayor grado de vulnerabilidad de las mujeres, no sólo por una menor independencia económica, sino porque también tienen una menor cobertura de las prestaciones sociales a las que acceden (prestación por desempleo, pensión de jubilación…).

 
Muchas personas en situación de dificultad social, personas inmigrantes o que dejan su ciudad de referencia, mujeres víctimas de violencia de género…, carecen de una red social. No pueden recurrir a familiares, amistades, personas conocidas que les hagan más fácil su integración en la nueva sociedad, que les ayude en esa difícil tarea que es empezar desde cero. En materia de empleo, desconocen los recursos públicos y sociales a los que dirigirse para tener información sobre el mercado de trabajo en su entorno más cercano, orientación laboral, formación profesional. En definitiva, recursos que pueden facilitar su acceso al mercado laboral.

 
No todos y todas tenemos las mismas oportunidades de avanzar en nuestro trabajo, y no siempre se nos reconoce el derecho a aspirar a un desarrollo profesional. Pero en el caso de las personas en situación de dificultad, las barreras para conseguirlo suelen ser un poco más altas que para el resto.

 
Muchas de las personas que llegan a nuestro país en busca de una vida digna desconocen el idioma. Este hecho, unido con frecuencia a la urgencia por trabajar, les convierte en especialmente vulnerables ante posiciones de sobreexplotación, posibles condiciones irregulares de trabajo,etc.

 
Tendemos a pensar que en nuestra sociedad “estas cosas no pasan”, sin embargo no son pocas las personas cuya procedencia o rasgos físicos les limitan el tipo de empleos que pueden desarrollar. Simplemente porque a lo mejor “no son bien vistos por el público”.

En ocasiones, varios de estos aspectos convergen en una misma persona. Pensemos simplemente en las mujeres inmigrantes, quienes pueden encontrarse en situación de desventaja y/o ser discriminadas por el hecho de ser mujer y también por su condición de inmigrante, y esto las hace doblemente vulnerables respecto al empleo.

 
 
 
[+] Iniciativa Estamos Aquí [+] www.icrc.org [+] www.ifrc.org [+] legal