EN PRIMERA PERSONA

"No tengo palabras, los voluntarios de Cruz Roja son encantadores"

“El día de su 87 cumpleaños, Elena recibe un regalito y un beso de Jackie, la voluntaria de Cruz Roja que habitualmente viene a su casa a ayudarla. La anciana tiene problemas de movilidad y los voluntarios están a su lado siempre que los necesita: “llamo y digo, tengo que ir a tal sitio, o voy al médico, y ellos, pues vienen conmigo al médico, por la tarde, por la mañana… cuando me han ido a operar … han estado conmigo…”. Los voluntarios de Cruz Roja hacen la vida de Elena más fácil y amena, asegurándose siempre de que ella se sienta acompañada y querida: “Yo, si no los tuviera, me aburriría mucho; vamos, aburrirme, tendría que buscar a alguien incluso para salir, porque sola no he podido salir nunca”. Elena conoce la labor de Cruz Roja desde siempre -“la Cruz Roja ha ayudado a todo el mundo toda la vida”-, pero ahora puede confirmar personalmente que la relación entre voluntariado y usuario va más allá del trato puramente asistencial: “Es un cariño muy profundo, muy profundo; no es una tontería de esas que…, no. Y además, es que no tengo palabras, porque ellos son encantadores todos, cariñosos todos, …” |
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