La Devesa de El Saler

Introducción

El Parque Natural de la Albufera de Valencia constituye uno de los humedales costeros más representativos y valiosos de la Comunidad Valenciana y de la cuenca mediterránea. Cuenta con un alto valor biológico, científico y paisajístico reconocido en el ámbito nacional e internacional, siendo un magnífico ejemplo de interacción hombre-naturaleza en la generación de paisajes y formas de vida de excepcional valor e interés.

El lago propiamente dicho, es un antiguo golfo marino cerrado por una restinga o cordón litoral y alimentado por las aguas dulces de barrancos, acequias y surgencias denominadas ullals. En torno al lago de la Albufera, se localiza uno de los paisajes humanizados tradicionales más interesantes del mediterráneo español y una de las áreas de mayor valor ecológico de la península.

La Albufera cuenta con 21.000 hectáreas de superficie y se encuentra localizado a unos 15 kilómetros del extremo sur de la ciudad de Valencia. Pertenece en su totalidad al término municipal de Valencia, lindando con los términos de Alfafar, Albalat de la Ribera, Algemesí, Beniparrell, Massanassa, Catarroja, Albal, Silla, Sollana, Sueca, Sedaví y Cullera; por el este, lo separa del Mediterráneo una estrecha franja arenosa de unos 1.200 metros de anchura cubierta de pinares y monte bajo conocida como la Devesa de El Saler, que constituye el dique natural de la laguna.

A través de esta faja costera se abren los tres canales de desagüe o "golas" (de El Pujol, El Perellonet y El Perelló) que regulan mediante compuertas el nivel de las aguas del lago y permiten la inundación de las aproximadamente 14.100 hectáreas de terrenos limítrofes que se dedican al cultivo de arroz.

La Devesa del Saler está formada por un bosque mediterráneo situado entre la Albufera de Valencia y el Mar Mediterráneo. Concretamente abarca el terreno ubicado entre la pedanía de El Saler, el canal de la Albufera y el estanque del Pujol, para acaba cerca del El Palmar.

La Devesa presenta una vegetación típicamente mediterránea, con arbolado que en ocasiones se encuentra cubierto de zarzaparrilla y rodeado de matorral que en algunos puntos llega ser impenetrable, constituyendo un sotobosque que, además de aportar valores paisajísticos, funciona como elemento de sujeción del suelo, refugio y alimento de la fauna, ofrece materia orgánica y, sobre todo, permite retener el agua de lluvia y aporta humedad al entorno. Además, proporciona una protección natural contra el inicio y propagación de los incendios forestales, debido fundamentalmente a la humedad interna que mantiene el matorral y a la menor capacidad de combustión de las plantas autóctonas. Los matorrales densos de coscoja, palmito, labiérnagos, lentiscos, aladiernos, etc. se cuentan entre las formaciones más interesantes y peculiares de la Devesa, y durante todo el año, la gran biodiversidad de este espacio natural protegido permite observar una importante variedad de fauna y flora.

Asimismo, posee un gran valor pedagógico, ya que, por su cercanía a la ciudad, alumnos de numerosos centros educativos de Valencia y de otros municipios limítrofes, realizan actividades de sensibilización medioambiental. Por otro lado, su gran biodiversidad y su proximidad y facilidad de acceso, lo convierten en un destino perfecto para practicar turismo, es por ello que presenta mucha afluencia de visitantes durante todo el año, especialmente en los meses de verano.

Justificación

El fuerte crecimiento de los núcleos de población que rodean a la Albufera así como el proceso de urbanización que sufrió el propio enclave en décadas pasadas que propició la apertura de numerosos viales, la creación de zonas de aparcamientos y la presencia de enclaves costeros turísticos, ha supuesto un notable incremento de la presión humana en el Parque, marcada por el intenso uso recreativo, dando lugar a importantes problemas ambientales.

Además, en clima mediterráneo en el que se encuentra el Parque, favorece la propagación del fuego por la presencia de vientos terrales y a las altas temperaturas que se alcanzan durante los meses de verano, que tienden a incrementarse debido a los efectos del cambio climático.

Debido a esta gran afluencia de visitantes, los recursos (bomberos, agentes medioambientales, etc.) disponibles para salvaguardar el Parque resultan insuficientes, como muestran los siguientes datos proporcionados por el servicio 112: durante el periodo 2005-2015 el 17,65% de los incendios registrados fueron causados por negligencias, y el 70,59% fueron intencionados.