Me apunté al voluntariado por el deseo de hacer algo por los demás. Mi experiencia no sólo ha sido positiva y agradable sino enriquecedora. Escuchar a esas personas que te cuentan su día a día, sus soledades, sus alegrías, cuando hablan por teléfono con sus hijos, cuando éstos vienen a verles, cuando tienen nuevos nietos... es entretenido y didáctico. La labor que desempeño es hacer un rato de compañía a gente que está sola, que se siente sola. Siendo voluntaria he tenido muchas y grandes emociones oyéndoles contar sus vivencias pasadas y presentes (nunca se habla de futuro). Creo que nos brindamos mutuamente un rato agradable y de comunicación. Después de una de estas visitas siempre vuelvo a casa de muy buen humor, ¿qué más se puede pedir?.Gracias a Cruz Roja he aportado un mínimo grano de arena en una inmensa playa, aunque parece poco, yo me siento orgullosa y satisfecha.