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El Autocuidado del Cuidador

Manejar el estrés

Los cuidadores tienden a sufrir niveles elevados de estrés. El estrés es una dolencia muy común en nuestros días, y existen multitud de formas efectivas de afrontarlo.

El estrés es una reacción fisiológica mediante la que el cuerpo responde de una determinada forma ante una situación que se interpreta como amenazante o que requiere esfuerzo adicional. En este sentido, el estrés es necesario para actuar ante las situaciones cotidianas de la vida. Sin embargo, cuando las respuestas estresadas son constantes y se dan en exceso, el estrés puede tener graves consecuencias para la salud.

Es nuestra valoración subjetiva de un estímulo la que determina la forma en que respondemos al mismo. Debido a la sobrecarga que padecen muchos cuidadores y las dificultades que enfrentan diariamente, pueden aparecer valoraciones equivocadas ante algunas o muchas situaciones, de forma que nos provoquen frecuentes y excesivas respuestas estresadas.

Las consecuencias que el estrés tiene en los cuidadores son, entre otras:

  • Elevada ansiedad.
  • Dolores y tensión muscular.
  • Caída del cabello.
  • Disminución de la autoestima.
  • Cambios en las relaciones sociales
  • Dificultad para tomar decisiones.
  • Mayores probabilidades de enfermar y padecer problemas de salud.

Por ello, el primer consejo para afrontar el estrés es identificar si nuestra respuesta ante una situación es adecuada y coherente con la realidad. Igualmente, es recomendable identificar qué situaciones nos provocan ese estrés y nos generan respuestas inadecuadas.

En los cuidadores convergen varios factores que pueden influir negativamente en el grado de estrés que la persona padezca:

  • Si el cuidado es voluntario o no. Si no hemos tenido la oportunidad de escoger convertirnos en cuidadores, sino que nos ha sido impuesto, el estrés tiende a ser mayor.
  • El grado de satisfacción con la forma en qué realizamos las tareas: la evaluación que hacemos de nosotros mismos como cuidadores. Cuanto más negativa sea esta valoración, mayores posibilidades tendremos de padecer estrés.
  • El tipo de relación que mantengamos con nuestro familiar con dependencia. Si la relación no es satisfactoria, suele aumentar el estrés. Asimismo, nuestras expectativas sobre la relación o sobre cuál debe ser el comportamiento de nuestro familiar juegan un papel importante.
  • Nuestra capacidad a lo largo de toda nuestra vida de afrontar las situaciones estresantes. Si antes de ser cuidadores manejábamos mal el estrés que generábamos, seguramente suceda lo mismo ante las situaciones generadas por los cuidados.
  • Nuestro estado de salud. Si nuestro estado de salud es pobre, la capacidad de afrontar con éxito el estrés será baja.
  • la falta de apoyos para cuidar eleva la carga objetiva y subjetiva de los cuidados y propicia la generación de estrés.
  • Existen situaciones aisladas y concretas que nos estresan muy por encima de otras situaciones.

Como siempre, la mejor opción para abordar el autocuidado en lo referente al estrés es estar atento a la aparición de los primeros síntomas. Si tenemos un estrés elevado es posible que padezcamos los siguientes síntomas:

  • FÍSICOS:
  • Cansancio elevado
  • Opresión en el pecho
  • Dificultad para respirar
  • Palpitaciones
  • Sudores frecuentes
  • Dificultad para tragar
  • Temblores
  • EMOCIONALES:
  • Angustia y temores
  • Llanto frecuente
  • Enfados e irritabilidad frecuente
  • Cambios de humor
  • Disminución de las capacidades cognitivas: capacidad para concentrarnos, para tomar decisiones, pare evaluar adecuadamente las situaciones, etc.
  • Sensaciones de miedo o pánico infundadas
  • Depresión
  • Sensación de que los cuidados nos superan
  • CONDUCTUALES:
  • Inquietud e hiperactividad
  • Dormir más que anteriormente o tener dificultades para conciliar el sueño
  • Tomar medicamentos sin control médico
  • Fumar o beber más de lo habitual
  • Comportamientos compulsivos
  • Comer en exceso o comer poco

Para afrontar y solucionar una situación de estrés elevado, es imprescindible actuar lo más tempranamente posible. Si hemos identificado los síntomas del estrés o si nos ha sido diagnosticado, actuar para cambiar las cosas no sólo implica dirigirnos hacia una mejora, nos permite tomar el control de la situación, lo cual tiene consecuencias positivas en la percepción que tenemos de nosotros como cuidadores.

Consejos para manejar adecuadamente el estrés:

  • Reconocer los signos de alerta y los síntomas. Acudir al médico de cabecera ante su aparición.
  • Identificar aquellas situaciones que nos provocan estrés.
  • Evaluar cómo respondemos ante esas situaciones y medir la coherencia de nuestra respuesta con la realidad.
  • De todas estas situaciones que nos estresan, identificar cuáles podemos cambiar y cuáles no. Sólo podemos modificar aquellas que están o pueden estar bajo nuestro control. Para aquellas situaciones que no podemos cambiar, debemos adaptarnos a ellas. Todo esto supone una experiencia satisfactoria en términos de autoevaluación y autoestima.
  • Afrontar los cambios de uno en uno.
  • El descanso es muy importante. Si los descansos no son reparadores identificar las causas para modificarlos. Si no es posible y no disfrutamos de un descanso reparador, acudir a un profesional.
  • Expresar cómo nos sentimos es muy importante.
  • El ejercicio ayuda a reducir los niveles de estrés
  • Evitar la toma de medicamentos sin control médico. Las actitudes impulsivas y compulsivas nos generan aún mas estrés.
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