a. Prevención
No dejes al alcance de los más pequeños objetos cortantes como cuchillos, tijeras, imperdibles o agujas.
No introduzcas ningún objeto -ni los dedos- en los orificios naturales del organismo, como la nariz o los oídos.
Al vestir o al desnudar a los niños, ten cuidado con las cremalleras, pueden engancharse en la piel y producir heridas importantes.
b. Primeros auxilios
La pérdida de sangre alarma mucho ya que "lo mancha todo", así que cuando se produce una hemorragia es importante que mantengas la calma y tranquilices al herido.
Sienta a la persona en una silla o túmbala en el suelo: puede sufrir un desvanecimiento y una caída podría causar nuevas lesiones.
Cubre la herida con gasas o con un paño limpio, y comprime sobre la misma firmemente con la mano durante 10 minutos.
Utiliza un vendaje compresivo si lo tienes a mano en el botiquín. La presión sobre la herida será más uniforme y eficaz.
Si las compresas se empapan de sangre, no las quites, coloca otras encima y continúa apretando.
Pide ayuda médica o acude a un servicio de urgencias si ves que continúa saliendo sangre.