El nacimiento y evolución del campo de Kassab es un ejemplo de cómo concibe Cruz Roja el trabajo en equipo. La compleja estructura de entidades que conforman esta organización, bien planificada, es una ventaja a la hora de distribuirse los ámbitos de actuación, extender una ayuda humanitaria poliasistencial y mantener una unidad de funcionamiento transversal.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) fue el primero en intervenir, cuando los miles de desplazados se iban acumulando en esta zona, sin ningún tipo de recursos. Realizó el trazado del campamento y, gracias a la colaboración de las autoridades locales y de la Media Luna Sudanesa, éste se hizo realidad. Cada familia recibió un trozo de terreno y, con el material que le proporcionaba Cruz Roja, se construyó su cabaña. El CICR les facilitó también mantas, jabón y ropa, y se ocupó de dotar a la infraestructura de agua.

En poco tiempo, el campamento de Kassab llegó a su ocupación máxima -25.000 personas- disfrutando de una organización impecable en la que están implicadas otras ocho entidades humanitarias, que se ocupan de temas como la promoción de la higiene, la distribución de víveres, el apoyo educativo, etc.

Una vez este dispositivo en marcha, el CICR identifica en la crisis de Darfur otras necesidades de mayor urgencia, por lo que traspasa la coordinación de Kassab a Cruz Roja Española, y pasa a dirigir sus esfuerzos a las poblaciones rurales y centros urbanos, donde el conflicto está agravando cada vez más las condiciones de vida.