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Aprender es la palabra clave para María Eugenia, maestra vocacional que vino de Méjico con sus dos hijos al casarse con un español. –“Estoy orgullosa de mi misión. Con mis alumnos, creo que dejé sembrado algo”-. El matrimonio no fue bien y ella tuvo que espabilarse sola, con sus hijos. Algo muy difícil siendo extranjera y sin su titulación de maestra homologada. Mientras arreglaba los documentos llegó a una situación desesperada. En Cruz Roja encontró orientación y trabajo; pero ella lo tenía claro: -“Iba con mi propia idea: un restaurante mejicano. Y me apoyaron. Eso, cuando no tienes nada, es lo más positivo-“. Aquel proyecto no salió, pero ella ha conseguido un sueño: una guardería propia. Rodeada de niños a los que cuidar y educar, María Eugenia reivindica el valor de aprender de los pequeños: -“Ecuatorianos, chinos, españoles… Ellos se relacionan bien desde el primer momento. No tienen ningún problema”.
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