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Asistencia humanitaria para las personas afectadas por el (Tifón Ferdie - Meranti)

ECHO/DRF/BUD/2016/91019

 

El tifón Ferdie (Meranti), llegó a las Islas Batanes (Filipinas) el 13 de septiembre de 2016. El 15 de septiembre tras el primer reconocimiento por parte de las autoridades locales, la zona fue declarada en Estado de Emergencia.

 

Según datos estadísticos, el tifon Ferdie, ha sido el más fuerte registrado desde 2010 (Tifón Megi), con vientos superiores al tifón Haiyan (más de 300 km/h durante cuatro horas). Es el más destructivo que recuerdan los habitantes de Batanes.

 

Las fuertes lluvias y los vientos causaron daños estructurales en viviendas, edificios públicos e infraestructuras. Se registraron un total de 4.738 familias afectadas en seis de las municipalidades y 2.902 viviendas dañadas, de las cuales 1.420 se identificaron como muy afectadas o completamente destruidas[1].

 

Cruz Roja Española que cuenta con presencia en el país desde 1998, ha apoyado a la Cruz Roja Filipina en el proyecto de "Asistencia humanitaria para las personas afectadas por el Tyfon Ferdie (Meranti)", desde octubre de 2016 a abril de 2017 con la financiación de ECHO (European Commision's Humanitarian Aid Office).

 

El proyecto propone la mejora de las condiciones de alojamiento y los medios de vida de las familias afectadas para afrontar futuras situaciones de desastre, para lo cual:

  • Se han mejorado las condiciones de habitabilidad de las familias afectadas, garantizando el acceso a un alojamiento básico, seguro y digno para 645 familias (2.504 personas) y aumentando el conocimiento sobre construcción segura para 900 personas.
  • Se ha propiciado la obtención de ingresos de 100 familias a través de transferencia de efectivo por trabajos realizados en relación a la actividad de reconstrucción.

Para conseguir estos resultados se han implementado diferentes actividades interrelacionadas y coordinadas entre sí en un proyecto que se caracteriza por el respeto haca la cultura ivatan y el entorno natural.

 

Tras el proceso de selección de beneficiarios, según los criterios de vulnerabilidad establecidos y en coordinación con los agentes locales, se ha realizado un reparto de efectivo a los representantes de las familias, condicionado a ser utilizado para adquirir materiales de construcción. En paralelo, se han seleccionado y formado más de cien trabajadores (principalmente carpinteros) para dar soporte en la reparación de las viviendas de los beneficiarios que lo han solicitado. A aquellos beneficiarios que han reparado su casa por sí mismos o con ayuda de la comunidad (siguiendo la tradición local), se les ha dado seguimiento técnico para garantizar la calidad de las reparaciones.

 

Con el fin de mejorar la calidad de la intervención y el cumplimiento de los puntos clave sobre construcción segura establecidos por la FICR y el Shelter Cluster, se han impartido diferentes orientaciones y formaciones: dirigidas a los beneficiarios, para transmitir los conceptos básicos de la construcción segura; a los trabajadores para reforzar los conocimientos específicos e incidir en los puntos críticos; y a los voluntarios, que junto a los técnicos del equipo de Cruz Roja, han dado seguimiento diario a los trabajos realizados.

 

Los contenidos de las formaciones en construcción segura se han realizado integrando los conocimientos de la arquitectura tradicional, ya que la construcción Ivatan se caracteriza por un diseño basado en la resistencia a los tifones, con diferentes soluciones técnicas y detalles fácilmente replicables.

 

Para recuperar y poner en valor este conocimiento, y ampliar el conocimiento en construcción segura de la población, el proyecto ha desarrollado la rehabilitación y construcción de un prototipo basado en la arquitectura tradicional, siendo un punto de referencia para la transferencia de conocimiento de la construcción segura basada en la arquitectura tradicional.

Atendiendo la sostenibilidad ambiental de la intervención, el proyecto se ha complementado con una actividad comunitaria de reforestación, donde se han plantado más de 7.000 árboles.

 

La localización alejada del resto del país, las limitadas comunicaciones y la falta de presencia de organizaciones humanitarias en la zona desde los años noventa, han dado lugar a un proyecto singular desde el arranque.

 

El proyecto, se ha planteado y desarrollado teniendo muy presentes las características culturales y ambientales del lugar, haciendo especial hincapié en recuperar e integrar los conocimientos constructivos de la cultura Ivatan, y respetando los procesos y modos de hacer de una población que tiene por orgullo caracterizarse por su rápida recuperación, su resiliencia y su independencia de ayudas externas.

 

[1] NDDRMC situation report No. 13