En Cruz Roja siempre afrontamos las intervenciones actuando sobre todos los factores posibles. Por eso, en paralelo a la asistencia de los millones de personas que han huido a los campos de refugiados, trabajamos para evitar que todas las aldeas de la región queden convertidas en pueblos fantasma. El Comité Internacional de la Cruz Roja ha centrado una parte esencial de su labor en las zonas rurales. Aunque ahora pueda parecer prematuro, enfocar nuestro esfuerzo a lograr las condiciones que permitan a las personas permanecer en sus casas e inviten a los desplazados a volver voluntariamente a sus hogares nos ayuda a imaginar el futuro que queremos para los habitantes de este maltratado país.
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