Nadie lo puede negar. El agua es indispensable para la vida en general y para el ser humano en particular. Sin embargo, en los países ricos, donde hasta ahora se ha utilizado como un recurso inagotable, es más difícil valorarlo en toda su importancia.

Muchos desconocen que tener o no acceso a agua de calidad determina el nivel de pobreza de las personas, marcando una frontera infranqueable entre sociedades desarrolladas y aquellas a las que se les niega el progreso. En Cruz Roja lo sabemos muy bien, a partir de nuestra experiencia humanitaria, y es por ello que actividades para mejorar estos aspectos están presentes en la mayoría de nuestros proyectos. Asimismo, hemos creado el programa H2YO, que busca garantizar el acceso al agua y saneamiento en países de África.

Para aquellos que pensaran que el problema del agua era algo exclusivo de los países en vías de desarrollo, existen ahora algunas señales de alarma que no pueden ignorarse. A consecuencia de una serie de factores como la mala gestión, la contaminación y el cambio climático, por primera vez vemos peligrar también en los países desarrollados el agua de nuestros grifos.

Hemos alcanzado un ritmo de consumo que supera la capacidad de recuperación de ríos y acuíferos, justo en un momento en que el cambio climático genera mayor desertización. Malgastamos y degradamos el agua dulce disponible en el planeta, un recurso limitado al que tienen derecho por igual todos los seres humanos.

Nos encontramos ante una verdadera crisis del agua, con resultados que pueden ser nefastos para la vida humana, tal como la entendemos hasta ahora. Pero como toda crisis, también supone una oportunidad para cambiar nuestra percepción del consumo de agua, buscar modelos de gestión más sostenibles e igualitarios.

El primer paso es tomar conciencia de la situación. Desde Cruz Roja, y como parte de nuestra labor de sensibilización sobre esta problemática, queremos transmitirte el verdadero valor del agua, con todas sus implicaciones.